Las investigaciones sobre genética, la ciencia que estudia cómo los caracteres hereditarios se transmiten de generación en generación, han permitido realizar grandes progresos en ámbitos más concretos como la nutrigenética y la nutrición personalizada.
Llamamos nutrigenética a la rama de la ciencia que estudia la relación entre los genes y la respuesta de cada persona a la alimentación. Es decir, cómo nuestra información genética condiciona la forma en que los alimentos influyen en nuestra salud. Dicho de otra forma: ¿quién no se ha preguntado alguna vez por qué dos personas que comen lo mismo obtienen resultados distintos, que se reflejan en su salud? La respuesta la encontramos en la nutrigenética.
En la actualidad, se estima que, aproximadamente, el 30% de nuestra predisposición a padecer problemas de salud tiene que ver con nuestra genética, un aspecto que no podemos cambiar ni alterar. Sin embargo, la buena noticia es que los factores ambientales, entre ellos la alimentación y el ejercicio, completan el 70% restante y estos sí son aspectos que podemos modular.
Gracias a la nutrigenética y las claves que aporta, hoy es posible diseñar una nutrición personalizada para cada persona, realizando un estudio genético, bioquímico y antropométrico en profundidad y observando en base a ellos cómo responde la persona a los alimentos y a diferentes tipos de dieta.
¿Cómo favorecer la prevención de enfermedades a través de la nutrigenética?
La nutrigenética nos proporciona pistas que nos permiten contrarrestar nuestras tendencias genéticas más negativas con una alimentación y hábitos de vida adecuados a las necesidades individuales. Es decir, una persona que es propensa a sufrir una enfermedad por su código genético puede intentar minimizar ese riesgo a través de la nutrición y otros hábitos. Por ejemplo, se conocen más de 40 genes asociados al desarrollo de la obesidad, y cuanto mayor número de ellos contenga el ADN de una persona, más deberá cuidar su alimentación para prevenir este problema.
Otro ejemplo tiene que ver que con la APOE, un gen que influye en la concentración de colesterol y triglicéridos en sangre. Las personas con ciertas variantes de este gen corren el riesgo de padecer altos niveles de colesterol y enfermedades cardiovasculares en el futuro, y eso es algo que se puede detectar e intentar prevenir si recurrimos a la nutrigenética.
Es importante aclarar que poseer variantes de determinados genes próximos a ciertas patologías no significa que vayamos a padecer esas enfermedades, sino que presentamos mayor riesgo o estamos más predispuestos que la población general a que aparezcan en algún momento. En este sentido, la nutrigenética nos permite conocer nuestros códigos genéticos e interpretarlos como unos indicadores que nos van a ayudar a minimizar riesgos, a través de unos hábitos correctos de alimentación, una nutrición personalizada y la práctica de ejercicio.
¿Para qué sirve un test nutrigenético?
Es una aplicación práctica de la nutrigenética. El test nutrigenético, mediante una muestra de saliva, permite identificar esas variables genéticas de nuestro ADN y conocer su predisposición a sufrir determinados problemas de salud. Con la ayuda de un profesional y teniendo en cuenta también otros datos físicos, antropométricos y biológicos, se podrá determinar la solución nutricional más saludable y adecuada a nuestras necesidades.