Un año más, el último sábado de octubre -esta vez, el día 24-, nos tocó manipular las agujas del reloj para retrasar la hora. Y, de nuevo, nuestro organismo ha de acostumbrarse a un nuevo cambio de horarios de sueño y otras rutinas. Si a ello le sumamos un ritmo laboral o académico que en esta época del año puede llegar a ser vertiginoso y las preocupaciones que la Covid está provocando a gran parte de la población, el insomnio está servido.
Ya en condiciones normales, se trata de un problema muy común: según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), entre el 20% y el 48% de la población adulta de nuestro país sufre en algún momento dificultad para iniciar o mantener el sueño.
Y, como el sueño es una necesidad biológica de nuestro organismo, no descansar las horas suficientes o no hacerlo en buenas condiciones puede originar fallos de memoria y de razonamiento, un estado de peor humor, irritabilidad, ansiedad, un menor rendimiento en el trabajo… Estar privados de las horas necesarias del sueño incluso puede aumentar el riesgo de sufrir accidentes de tráfico, domésticos y laborales. Dormir poco incluso aumenta el riesgo de sobrepeso y/o obesidad.
Decálogo del sueño
Pero no nos rindamos, existen maneras de procurarnos un mejor descanso. Aquí os dejo un decálogo de consejos que os ayudarán a dormir bien, al igual que a mantenerlo a lo largo de la noche:
- Establece un horario de sueño regular. Intenta acostarte y levantarte cada día a la misma hora y sigue el ritmo de sueño que te marca el organismo. Es recomendable no permanecer en la cama fuera de los períodos de sueño.
- Presta atención a los factores ambientales. Mantén el dormitorio oscuro, tranquilo, bien ventilado y con una temperatura confortable a lo largo de la noche. Intenta evitar cualquier estimulación sonora que pueda, aunque sea brevemente, fracturar la continuidad del sueño. En este sentido, no olvides apagar el móvil o bien silencia toda entrada de mensajes o llamadas, así como que pueda iluminarse de forma brusca durante la noche.
- Mantén la cama en buenas condiciones. Es importante que tu colchón no sea ni demasiado blando ni demasiado duro. La almohada ha de tener la densidad y la altura adecuadas para ti. Usa la cama para dormir y no para leer, ver la televisión o trabajar, con el fin de evitar el sueño fragmentado y de mala calidad.
- Regula los horarios de las comidas. Sobre todo, no comas ni bebas grandes cantidades durante las tres horas previas a irte a la cama, ya que las comidas copiosas producen digestiones pesadas que interfieren con el sueño; pero tampoco te vayas a dormir con sensación de hambre. Ir al baño antes de dormir es otra buena costumbre para que las ganas de orinar no interfieran con el descanso.
Recordamos a este respecto dos artículos de nuestro blog. Por un lado os presentamos 7 alimentos que os pueden ayudar a dormir mejor, y por otro lado una lista de alimentos a evitar antes de ir a dormir.
7 alimentos que nos pueden ayudar a dormir mejor
Alimentos a evitar antes de dormir
- Evita las siestas largas durante el día. Las siestas cortas poseen beneficios cardiovasculares y mentales demostrados, pero no deben extenderse para que no te cueste dormir por la noche. Lo más recomendable es que duren entre quince y treinta minutos y que el intervalo desde la finalización de la siesta hasta el momento de irte a dormir por la noche sea de, al menos, unas siete horas.
- Ve a la cama en cuanto tengas sueño. No es aconsejable dejarse vencer por el sueño viendo la tele en el salón, ya que luego resulta más difícil volver a dormirse en la cama.
- Realiza ejercicio físico. A ser posible, entre 30 y 45 minutos todos los días. No obstante, no es recomendable hacer ejercicio antes de dormir, entre 4 y 6 horas antes de acostarse, debido a su efecto excitante.
- Establece un ritual relajante para ir a dormir. Puede ayudarte a liberar tensiones realizar alguna actividad relajante media hora antes de acostarte, como leer algo ligero, escuchar música suave, practicar ejercicios de relajación o tomar un baño caliente a tal efecto. Si aun así no logras conciliar el sueño, concéntrate en pensamientos positivos y relajantes en vez de insistir en tratar de dormir.
- Lleva un estilo de vida saludable. La alimentación equilibrada y el deporte deben acompañarse de otros hábitos como eliminar el consumo de tabaco. Especialmente en la última franja de la tarde, se debe reducir la toma de bebidas alcohólicas o sustancias estimulantes como el café o el chocolate, que pueden alterar la estructura del sueño y mermar su calidad.
- Consulta con el farmacéutico la posibilidad de utilizar soluciones nutricionales. El empleo de complementos alimenticios puede ser adecuado en algunos casos: los aportes de melatonina en determinadas circunstancias podrían ayudar a disminuir el tiempo necesario para conciliar el sueño, así como los de valeriana, a los que también se les ha relacionado además con la mejora de la calidad del sueño.
Si pones en práctica estas medidas y no mejora tu descanso, acude a tu médico para comentar tu caso y evaluar la necesidad de un posible tratamiento.