El yodo es un mineral que se encuentra de forma natural en mariscos, pescados y algas, frutos secos y legumbres, algunos vegetales que crecen en suelos ricos en yodo y en la sal yodada.
El yodo es un alimento fundamental en nuestro organismo porque sirve para asegurar el correcto funcionamiento de la glándula tiroides que, a su vez, tiene importantes funciones metabólicas como asegurar el desarrollo de los tejidos, la maduración del sistema nervioso o el mantenimiento de la temperatura corporal.
Un déficit de yodo puede suponer un problema porque puede llegar a desencadenar bocio o hipotiroidismo.
Este déficit es más común en las mujeres embarazadas y es, precisamente en esta etapa, cuando debemos vigilar más aún su ingesta por los posibles efectos que puede suponer una carencia de este minera sobre la salud del feto.
La Organización Mundial de la Salud asegura que la carencia de yodo durante el embarazo es la principal causa evitable en el mundo de lesión cerebral del niño durante el embarazo y del lactante, así como de problemas en el desarrollo y crecimiento durante la infancia.
El yodo es un elemento imprescindible para el desarrollo y crecimiento y ayuda a regular la frecuencia cardiaca o la temperatura corporal del niño.
La ingesta de cantidades adecuadas de yodo en la dieta ayudan también a prevenir el cretinismo, que es un a forma de retraso mental y físico.
La mejor manera de obtener la cantidad diaria recomendada de yodo, es tomar alimentos ricos en este oligoelemento y acostumbrarnos a cocinar con sal yodada.