La vuelta al cole y la flora intestinal de los peques

Hace un tiempo, descubrimos la enorme influencia que tiene la flora intestinal en la salud de nuestros hijos: los billones de bacterias que habitan en el sistema digestivo contribuyen a una correcta nutrición, al buen funcionamiento del metabolismo y a mantener fuerte nuestro sistema inmunológico. Sin embargo, los niños viven a veces situaciones difíciles que pueden impactar en su salud. Muchas de ellas se producen precisamente en esta época del año, cuando, ya terminadas sus vacaciones de verano, comienzan un nuevo curso escolar.

Aunque se trate de una vuelta a su rutina de siempre, el regreso a las aulas y a las actividades extraescolares, así como al comedor escolar, pueden afectar seriamente al equilibrio de su flora. Y, como vimos hace poco, además de hacer a los niños más proclives a padecer infecciones, este desequilibrio puede causar también a medio y largo plazo enfermedades de tipo inmune como alergias, dermatitis atópica, asma…

¿Por qué el comienzo de curso puede alterar la flora intestinal de mi hijo? 

Existen muchas razones por los que la vuelta a la escuela o a la guardería es capaz de afectar a la microbiota de los más pequeños. En primer lugar, es fácil que aumente su nivel de estrés, ya que, tras un periodo dedicado a la diversión y el descanso, deben comenzar a madrugar de nuevo, a esforzarse por rendir física e intelectualmente dentro del aula y afrontar obligaciones como los deberes y las actividades extraescolares. Ello puede convertirse en una fuente de tensión y fatiga para el escolar, lo cual puede mermar el número de bacterias beneficiosas que se alojan en su intestino, al tiempo que los microorganismos nocivos se vuelven potencialmente más peligrosos.

Otra razón por la que la vuelta a la escuela y a la guardería aumenta las posibilidades de que los niños contraigan una infección es que, en cada nueva escolarización y en determinadas épocas estacionales -como el paso del verano al otoño-, se ven expuestos a nuevos virus y bacterias. Además, su manera de relacionarse y de jugar en el centro escolar, con mucho contacto físico entre ellos, en lugares cerrados y durante períodos de tiempo prolongados, facilita el intercambio de gérmenes y, por tanto, el contagio de enfermedades.

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Consecuencias de las infecciones sobre la microbiota en los niños

Las estadísticas confirman que los niños sufren muchas más infecciones respiratorias al año que los adultos: estos padecen aproximadamente entre uno y cinco al año, frente a las alrededor de cinco-diez que sufre la población infantil. También la gastroenteritis vírica, la segunda causa más común de morbilidad y mortalidad a escala mundial y muy común también en la infancia, hace de las suyas en esta época del año. Y, como diversos estudios han demostrado, a las cuatro o primeras seis horas de que comience una enfermedad aguda –bien sea una infección de las vías respiratorias bien una gastroenteritis-, la flora intestinal ya se ve afectada. Además, a menudo, estas enfermedades son un motivo frecuente de que el niño falte a la escuela o a la guardería.

Por otra parte, las infecciones, siempre que sean causadas por bacterias, pueden llevar al consumo de antibiótico. Aunque este fármaco sea fundamental para la curación de muchos procesos infecciosos de origen bacteriano, su uso prolongado, especialmente si es de amplio espectro, pueden alterar el equilibrio normal de la microflora.

Además, el intestino puede toparse con más dificultades para absorber las vitaminas y minerales, una función que la flora, en condiciones normales, facilita. Y no olvidemos que tanto los antibióticos como las infecciones gastrointestinales, pueden causar la nunca deseada diarrea, capaz también de alterar la composición de la microbiota.

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Preservar la flora intestinal con una dieta saludable

A los anteriores factores, se suman los cambios alimenticios que puede experimentar la dieta de los niños el regreso al comedor escolar y a la vida diaria.  Recordemos que una alimentación variada y equilibrada es crucial para la regeneración natural de la flora intestinal. Por ello, nuestros hijos deben seguir, tanto en casa como en la escuela, una dieta rica en verduras, frutas frescas, legumbres, yogures y lácteos fermentados.

En cambio, debemos evitar que los niños coman carne con demasiada frecuencia, así como el exceso de grasas y azúcares refinados en su dieta, pues ello podría llevar a la carencia o funcionamiento incorrecto de una serie de enzimas digestivas. Es decir, las chucherías y refrescos deben reservarse para ocasiones espaciales.

comedor infantil

Beneficios de los probióticos

Además de a una alimentación sana y equilibrada, podemos recurrir a la ayuda de los probióticos. Existen distintos tipos que contribuyen a proteger la microbiota de nuestros hijos, con lo que conseguiríamos reforzar sus defensas y prevendríamos las infecciones respiratorias y víricas. Si ya las han contraído, pueden, incluso, ayudarles a recuperarse antes. No obstante y aunque el uso de probióticos está cada vez más extendido, los estudios publicados muestran en muchas ocasiones resultados poco concluyentes, originando una importante dificultad para desarrollar guías definitivas de tratamiento que faciliten un uso racional de los mismos.

Probióticos Ns Cinfa para el mantenimiento de la flora intestinal y refuerzo del sistema inmune de los más pequeños.

Por ejemplo, está demostrado que el probiótico Lactobacillus GG reduce la intensidad y duración de la diarrea aguda viral y puede emplearse como coadyuvante a las soluciones de rehidratación oral, acortándose la intensidad y la duración de la diarrea en un día. También, se recomienda para la reducción del riesgo de desarrollar diarrea asociada a antibióticos.

Diversos estudios confirman también la acción beneficiosa de algunas mezclas de  probióticos que contienen B. Lactis en relación a una menor tasa de diarrea e infecciones por rotavirus sintomáticas.

Asesorarse por el profesional sanitario correspondiente es pues fundamental, a la hora de decidirse por el preparado, en qué cantidad, durante cuánto tiempo y para qué utilizarlo.

La flora intestinal de los niños

¿Es necesario tener en cuenta la flora intestinal de los niños? En otras ocasiones te hemos hablado de la microbiota o flora intestinal y de la importancia de cuidar esa comunidad de microorganismos que pueblan nuestro tracto gastrointestinal con funciones esenciales para nuestra vida.

la importancia de la flora intestinal de los niños

Sin embargo, al hablar de “flora intestinal” solemos pensar en nosotros mismos -los adultos- y en la relación que se establece entre los excesos o hábitos tóxicos y nuestra salud pero, ¿no afecta también a los más pequeños? La respuesta es sí, más si tenemos en cuenta que hay bacterias que adquirimos desde el nacimiento y durante el primer año de vida, aunque otras estén en constante movimiento y se adquieran a través de la alimentación.

Diferencias entre la flora intestinal de los niños y la de los adultos

Aunque el tracto gastrointestinal se suele considerar estéril, estudios recientes han revelado que la colonización bacteriana intestinal empieza en el útero (por la presencia de microorganismos en el líquido amniótico, la placenta, el cordón, etc.), si bien es cierto que es tras el nacimiento cuando se inicia la colonización intestinal de los neonatos (en partos vaginales, la flora intestinal del recién nacido se parecerá mucho a la flora vaginal de su madre mientras que los partos por cesárea traen consigo una diversidad bacteriana más baja).

El desarrollo de una flora intestinal estable en los niños supone pasar por dos transiciones concretas: una con el inicio de la lactancia materna y la otra con el destete o la introducción de la alimentación complementaria a los 6 meses y hasta alrededor de los 3 años, momento en el que se adquiere una flora intestinal equilibrada.

Puesto que la flora intestinal de los niños se erige como un elemento clave en el desarrollo y el mantenimiento de la inmunidad, el cuidado de la misma es especialmente importante pues alteraciones o cambios cuantitativos pueden tener efectos significativos y causar enfermedades inmunes como alergias, dermatitis atópica, asma…

La disbiosis o desequilibrio en dicha flora, además, se asocia con otras patologías como, por ejemplo, el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria del intestino, cáncer colorrectal, enfermedades autoinmunes, trastornos cerebrales y obesidad. 

Conocer la importancia de la flora intestinal de los niños nos permite poner en marcha estrategias de intervención y cuidados con el fin de prevenir o mitigar posibles procesos patológicos, promoviendo así la salud presente y futura para la edad adulta (momento en el que la proporción de bacterias beneficiosas, directamente relacionada con los hábitos del adulto, también propiciarán alteraciones y la aparición o el empeoramiento de ciertas patologías).

la lactancia materna favorece una buena flora intestinal en los niños

Cómo cuidar la flora intestinal de los niños

¿Te preguntas qué tienes que hacer para cuidar la flora intestinal de los niños? Es normal y deseable, no esperábamos menos. Precisamente por eso, queremos ofrecerte algunas recomendaciones a tener en cuenta:

  • Come sano y promueve una alimentación saludable para toda la familia

Fruto de la higiene alimentaria y la mejora en los procesos de elaboración y conservación de los alimentos, nuestra dieta actual contiene una carga bacteriana inferior a la tradicional y esto podría justificar el incremento de las enfermedades de origen inmunitario. Sin embargo, no debemos dejar de limpiar los alimentos antes de comerlos o cocinarlos pues, de esta forma, conseguimos reducir el riesgo de toxiinfecciones alimentarias que pueden alterar la composición de la flora intestinal y producir variaciones que reduzcan su actividad beneficiosa y protectora.

Una dieta saludable favorecerá el desarrollo y crecimiento de los niños, pero también el cuidado y el equilibrio de la flora bacteriana y el sistema inmunológico de toda la familia. La actividad física regular y un buen descanso, también son hábitos saludables que promover.

  • Siempre que quieras y puedas, apuesta por la lactancia materna

La leche materna es un alimento vivo capaz de adaptarse a cada momento y a los requerimientos nutricionales e inmunológicos de los pequeños, no solo en función de su edad sino también en relación a cuánto maman. Así pues, la lactancia materna no solo procura el desarrollo y mantenimiento óptimo del sistema inmunológico, también puede ayudar a reproducir los lactobacilos intestinales.

  • Di no a los antibióticos sin prescripción médica

El uso de antibióticos de forma recurrente y sin prescripción médica altera la flora intestinal de los niños y los adultos, lo cual desprotege y condiciona frente a agresiones externas e infecciones. No automediques a tu familia.

los lácteos son prebióticos que ayudan a la flora intestinal de los niños

  • Incluye alimentos prebióticos en su día a día

Los prebióticos estimulan el crecimiento de los probióticos (son el alimento de “las bacterias buenas”) y están presentes en la leche materna pero también en vegetales y frutas que tomamos habitualmente como, por ejemplo, los lácteos, las liliáceas (puerro, cebolla, ajo), el tomate, los espárragos, las alcachofas, las legumbres, las patatas, el trigo, la avena, los plátanos… A partir de los 6 meses, habitualmente, podrás ir introduciendo dichos alimentos siguiendo las recomendaciones de tu pediatra.

  • Infórmate, consulta sobre el uso de probióticos

Los probióticos son microorganismos vivos, “bacterias buenas” que se pueden añadir a los alimentos (lácteos con fermentos añadidos), suplementos nutricionales y/o medicamentos con el fin de conseguir un efecto beneficioso sobre la flora intestinal, para obtener una mejora en las digestiones y las defensas naturales. Pueden ser especialmente útiles como refuerzo: en la vuelta al cole, cambios estacionales o de hábitos alimenticios (comedor, vacaciones, campamentos, etc.), periodos de estrés o sobreesfuerzo, en recuperaciones puntuales (tras diarreas, durante y después del tratamiento con antibióticos…). Consulta a vuestro médico o farmacéutico para que te asesoren al respecto.

Excesos y microbiota intestinal: ¿cómo nos afectan?

Fiestas navideñas, vacaciones de verano, celebraciones especiales… Todas ellas nos arrastran hasta un hedonismo extremo y sin medida pues, al fin y al cabo, hay momentos en los que “más vale que sobre que no que falte” y en los que preferimos pensar que “solo se vive una vez y ya compensaré mañana”. Sin embargo, desconocemos la relación que existe entre excesos y microbiota intestinal; no sabemos que comer mejor o peor, en mayor o menor medida, va más allá de acumular o perder peso.

cuidar excesos y microbiota intestinal

Aunque seguro que sí sabes qué es excederse y cómo te sientes al comer y beber de más, ¿sabes lo que es la microbiota intestinal y por qué es tan importante cuidarla? Exacto, hablamos del término que hace referencia a lo que popularmente conocemos como “flora intestinal”: esa comunidad de microorganismos o bichillos vivos que pueblan nuestro tracto gastrointestinal con funciones esenciales para nuestra vida (por ejemplo, transforman la fibra dietética en azúcares simples, mejoran la absorción de ácidos grasos de cadena corta, contribuyen a la producción de vitaminas y al metabolismo de los ácidos biliares y la activación de los fitoestrógenos, etc.).

Hay bacterias nativas que adquirimos desde el nacimiento y durante el primer año de vida y otras que siempre están en movimiento, que se adquieren a través de la alimentación. Por ello, sabemos que la alimentación es capaz de modificar sustancialmente la microbiota intestinal pues el tipo de bacterias y la cantidad de las mismas se altera a la vez que lo hacen variables como el pH, el oxígeno o los nutrientes disponibles.

Relación entre excesos y microbiota intestinal

En los últimos tiempos han proliferado multitud de estudios relacionados con la importancia de la microbiota intestinal en el proceso digestivo, la obesidad, el sistema inmune e incluso la función cerebral. Según los datos arrojados, aun teniendo en cuenta la necesidad de continuar con los estudios al respecto, la alteración del equilibrio de la microbiota intestinal también podría dar lugar a otras enfermedades como la resistencia a la insulina, la diabetes, el síndrome del intestino irritable, la enfermedad de Crohn, los trastornos mentales derivados de la afectación de la misma sobre la flexibilidad cognitiva o la recaptación de serotonina, el eccema y la dermatits atópica…

Sabemos, además, que entre la microbiota intestinal y la alimentación existe una relación de reciprocidad que no podemos obviar: mientras que la primera se nutre de aquello que comemos, lo que comemos le afecta sobremanera e incidirá no solo sobre nuestra salud intestinal sino sobre la totalidad de la misma.

bacterias poco beneficiosas en excesos y microbiota intestinal

Las dietas occidentalizadas tan extendidas, basadas en niveles altos de proteínas, grasas saturadas de origen animal, azúcares y carbohidratos simples inciden sobre la proporción de bacterias beneficiosas, siendo éstas más abundantes al mantener una alimentación variada y equilibrada basada en vegetales, carbohidratos complejos y fibra.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y, afirma que las dietas ricas en sodio, azúcares simples, grasas saturadas y alcohol contribuyen a elevar el riesgo cardiovascular y metabólico y de otras enfermedades no trasmisibles, como el cáncer. En esta   investigación publicada en Nature, la prestigiosa revista de divulgación científica se afirma , por ejemplo que el alto consumo de sal también altera la microbiota intestinal. Una mala alimentación , por tanto,  se asocia al desarrollo de otras patologías, al empeoramiento de las enfermedades ya existentes, a la deficiencia de nutrientes y a la debilidad de nuestra salud general, acelerando así nuestro proceso de envejecimiento orgánico.

Pese a todo esto… ¡No es momento de asustarse ni de sentirse culpable! Es hora de tomar conciencia de la ecuación excesos y microbiota intestinal para poder disfrutar de la comida y las celebraciones de forma más saludable.

5 formas de mejorar la microbiota intestinal

Ahora que ya sabes que cuidar de tu alimentación puede promover el mejor hábitat para una microbiota intestinal saludable, te ofrecemos algunas recomendaciones para huir de los excesos y cuidar de los microorganismos que tanto hacen por ti y por tu salud:

  • Los excesos, tal y como hemos visto, no solo favorecen la aparición de factores de riesgo asociados a distintas enfermedades, sino que además se asocian a la alteración de la microbiota intestinal. Por ello, es importante aprender a disfrutar del día a día o de las ocasiones más festivas sin comer de más, sin abusar de sal, aditivos o grasas saturadas. Para ello, nada mejor que servir la comida en raciones y platos individuales, comprar y cocinar para el número justo de comensales, basar nuestro plato en vegetales frescos en lugar de utilizarlos como acompañamiento, aliñar con aceite de oliva virgen extra, optar por tomar agua en lugar de alcohol o bebidas azucaradas y elegir la fruta de temporada y los frutos secos como postre o tentempié.

evitar excesos para cuidar de la microbiota intestinal

  • El abuso de comidas altamente procesadas, en lugar de basadas en productos frescos de temporada cocinados en casa, favorece la ingesta de aditivos como los emulsionantes y los edulcorantes. Alguno de estos últimos, por lo que apunta una investigación de la universidad canadiense de Calgary, también podría modificar la microbiota y la resistencia a la insulina, favoreciendo la aparición de diabetes.
  • Los alimentos prebióticos (ricos en fibra que sirve de alimento a las bacterias) y probióticos (lácteos y sus derivados fermentados, ricos en bacterias beneficiosas vivas) pueden favorecer el crecimiento y el mantenimiento de una microbiota intestinal saludable. Así pues, la inclusión de ciertos alimentos a nuestra dieta parece una apuesta segura, siempre que así sea recomendado por nuestro médico (ya que en algunas patologías que involucran al sistema inmunitario pueden estar desaconsejados): yogur natural (solo leche y bacterias) o leches fermentadas tipo kéfir o requesón, cereales integrales, alcachofas, puerros, cebollas, chucrut (col fermentada) u otras crucíferas, encurtidos fermentados en salmuera (en vinagre pierden las bacterias probióticas vivas que nos procuran beneficios), kimchi (salsa o pasta picante a base de fermento de col china), tempeh de soja…
  • El desequilibrio de la microbiota intestinal, además de marcado por la genética y la alimentación, también puede venir favorecido por otros factores como el estrés, la polución, la falta de sueño, el uso y/o abuso de antibióticos (¡tómalos solo bajo prescripción médica, por favor!), el sedentarismo, el exceso de higiene, el nacimiento por cesárea o incluso la alimentación infantil mediante leche maternizada artificial. Por ello, adoptar un estilo de vida saludable también es vital en el mantenimiento de la microbiota y la salud, en general.

Evitar los gases: por qué se producen y cómo reducirlos con la alimentación

Cuando hablamos de evitar los gases parece que lo primero que nos viene a la cabeza es la imperiosa necesidad de reducirlos a cenizas, no solo por las molestias que pueden acompañarlos (distensión abdominal, retortijones, cólicos agudos, ruidos) sino también por la creencia de que los gases intestinales son malos o señal de que algo no funciona.

reducir los gases

Afortunadamente, los “pedetes” no siempre son señal de problemas e incluso pueden hablarnos sobre el buen estado de nuestra flora intestinal. Si te sirve de consuelo, lo peor de los gases no es tenerlos, sino tener demasiados o no poder expulsarlos correctamente.

¿Por qué se producen los gases?

No te dejes engañar, absolutamente todas las personas tenemos gases. ¡De verdad!

Normalmente, en personas sanas sin patologías relacionadas, los gases suelen tener origen multifactorial y producirse por uno o más de estos motivos:

  1. Llevar una vida sedentaria y una dieta desequilibrada puede afectar no solo a la microbiota intestinal, sino que además se relaciona con una mayor dificultad en la eliminación de los gases.
  2. Un cambio en la dieta puede producir un aumento en la motilidad del intestino, generando molestias digestivas transitorias (por ejemplo, cuando introducimos mayor cantidad de fibra dietética en nuestra alimentación, de forma brusca -incluyendo la ingesta de suplementos y alimentos enriquecidos-).
  3. Por sufrir aerofagia o, lo que es lo mismo, por tragar aire cuando comemos, bebemos y/o fumamos.
  4. La deficiencia enzimática puede provocar que aumente la producción de gas por fermentación bacteriana en el colon, debido al exceso de residuos no digeribles en la dieta.

cómo evitar los gases

 

Trucos infalibles para evitar los gases

Si sueles tener molestias digestivas que te incomodan de forma recurrente, los motivos anteriores pueden darte pistas muy importantes e interesantes para mejorar tu día a día y reducir los gases desde este momento.

¡Pero eso no es todo! A continuación, descubrirás cómo evitar y reducir los gases con tu alimentación: desde la elección de ingredientes, pasando por la forma de cocinarlos o aderezarlos y, cómo no, sin olvidar la forma de tomarlos.

  • Come adecuadamente: despacio, cuidando las raciones, sin distracciones y masticando bien para que la saliva facilite el proceso de digestión desde la boca. Hacerlo rápidamente, de pie o fumando (además de tomando bebidas con gas o alcohol) puede hacer que tragues aire, con las molestias que esto supone.
  • Bebe agua, bien para facilitar el proceso digestivo (la fibra absorbe mucha agua) o como opción preferente ante otro tipo de bebidas calóricas y gaseosas que no te sentarán igual de bien.
  • Limita los alimentos o preparaciones demasiado grasas (salsas, lácteos, fritos) o que incluyan carnes rojas, platos muy condimentados, picante o alimentos excesivamente calóricos y endulzados porque provocan, en general, digestiones más lentas y pesadas.
  • Introduce la fibra de forma paulatina, progresivamente, cuando decidas cambiar de hábitos. Las molestias digestivas que puedan generarse de forma aguda no son una mala señal ni deben echar por tierra tu intención de comer mejor, únicamente advierten que tu tracto intestinal necesita adaptarse a un mayor consumo de fibra. La mejor opción es ir ampliando la ingesta de vegetales y frutas poco a poco para, después, ir incorporando la versión integral de los cereales que tomamos de forma habitual (arroz, pasta, pan, harina).
  • Ejercítate y pide ayuda para abandonar el tabaco, ambas medidas son una inversión en salud y te reportarán beneficios que van más allá de los gases.

alimentos que producen gases

  • Las legumbres, las crucíferas (col y familiares), la cerveza, el vino tinto, las bebidas gaseosas, la cebada, las peras y manzanas, el centeno, el pan caliente, las frituras y ciertos edulcorantes, encabezan la lista de los alimentos más flatulentos mientras que la coliflor, la carne, el ajo, la cebolla e incluso el huevo pueden hacer que tus ventosidades huelan peor al ser alimentos que contienen las sustancias culpables de conferir mal olor a los gases.
  • Consigue que las legumbres te sienten mejor tomándolas sin piel o haciéndolas puré, dejándolas en remojo previo antes de la cocción, cocinándolas a fuego lento y de forma prolongada (de esta forma descomponemos oligosacáridos y las hacemos más digeribles), añadiendo la sal al final de la cocción para evitar que la piel endurezca e incluso haciendo uso de verduras y especias carminativas que ayuden a reducir los gases (anís, laurel, comino, hinojo, clavo).
  • Crea nuevas alianzas para mejorar tus digestiones: un yogur natural puede convertirse en tu mejor postre y aliado, las enzimas digestivas de la piña y la papaya facilitarán tu proceso digestivo y algunas infusiones -sin endulzar, por favor- te sentarán mejor que tomar café (menta poleo, anís, hinojo, manzanilla…).

¡Seguro que ya has tomado nota de varias cosas que te pueden ir bien! ¿Qué es lo que vas a cambiar a partir de ahora? Las mejoras no tardarán en hacerse notar, pero deberás consultar con tu médico cualquier molestia que se mantenga o genere mayor malestar.

Consejos para sobrellevar las diarreas provocadas por la toma de antibióticos

El uso de antibióticos es fundamental para la curación de infecciones y supone uno de los pilares de la medicina. Sin embargo, su uso prolongado puede alterar la flora intestinal[1] al dañar las bacterias propias y beneficiosas fomentando que se asienten otros microorganismos patógenos que son los responsables, entre otros efectos colaterales adversos, de las diarreas asociadas a antibióticos. Ésta se observa hasta en el 20% de las personas que toman antibióticos[2].

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Es importante seguir estos consejos para disminuir el riesgo de diarrea asociada a antibióticos:

 1)     Tome los antibióticos prescritos por su médico y evite la automedicación.

2)     En caso de diarrea leve aumente la ingesta de líquidos dulces y salados.

3)     Se ha comprobado que la toma de probióticos ayuda a reducir la aparición de diarrea por antibióticos y en caso de aparecer disminuye la duración de la misma[3].

4)     Siga tomando probióticos durante unos días después de terminar el tratamiento con antibióticos[4].

5)     Consulte a su médico inmediatamente en caso de presentar alguno de estos síntomas: sangre en las heces, fiebre mayor de 38,5ºC y más de 6 deposiciones al día.

 

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Modo de empleo recomendado de los probióticos:

  • En caso de aparición de diarrea durante el uso de antibióticos, tomar de forma concomitante el antibiótico prescrito por el médico y el probiótico (Lactobacillus rhamnosus) espaciando las tomas al menos 3-4 horas (NIH, 2016).
  • Al finalizar el tratamiento antibiótico se recomienda la toma de probióticos para recuperar la flora intestinal y disminuir el riesgo de diarrea 3 al menos durante 2-4 semanas.
  • Consulta a tu farmacéutico o médico sobre los probióticos más recomendados para tu salud intestinal.


[1] Yantis AM, Nursing 2009;27(10):50-51.

[2] Morales González S, Navazo Bermejo L. Rev Esp Enferm Dig 2006;98(7): 550.

[3] McFarland LV. Am J Gastroenterol 2006;101(4):812-822.

[4] https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000293.htm

Uso de probióticos más allá de las diarreas: deportistas y embarazadas

En anteriores posts sobre los probióticos ya hemos comentado aspectos como la recomendación por parte de la comunidad científica para usarlos en la prevención y tratamiento de diarreas agudas y estreñimiento como arma para recuperar la flora intestinal dañada por diferentes circunstancias.

Actualmente, se está investigando el papel beneficioso de los probióticos en otras situaciones que hoy brevemente os voy a exponer.

Uso probióticos

Existen ya las primeras evidencias sobre los beneficios del uso de probióticos en deportistas. En este link puedes ver las conclusiones de una investigación con probióticos en corredores de maratón en el que los autores concluyeron que el grupo que tomaba probióticos, en concreto Lactobacillus rhamnosus disminuía la duración de los síntomas gastrointestinales en caso de enfermedad, lo que induce a pensar que el corredor puede entrenar durante más días al estar más protegido de posibles ataques infecciosos.

 

 

Otra utilidad muy interesante es la de investigar el papel de probióticos en embarazadas, ya que según varias investigaciones, parecen disminuir el riesgo de padecer diabetes gestacional y preeclampsiaaumento de la tensión arterial durante el embarazo-.

beneficios de los probióticos

También se está investigando la influencia de los probióticos en niños y adultos vacunados, ya que las primeras investigaciones señalan que pueden potenciar la eficacia de las vacunas gracias al papel inmunomodulador que ejercen.

En otro post ya os explicaré las primeras investigaciones sobre el beneficio de los probióticos tras colonoscopias y las primeras hipótesis sobre la importancia de una buena flora vaginal en tratamientos para la fertilidad.

Falsos mitos sobre los probióticos

Una vez introducido el tema de los probióticos en el anterior post, creo, desde mi humilde opinión, que ha llegado la hora de desterrar algunos falsos mitos sobre ellos, que incluso algunos profesionales sanitarios creen que son verdad:

  • Primer mito: Es igual que un probiótico que otro: FALSO.

Los probióticos se categorizan por género y especie usando una clasificación consensuada por la clase científica, con una designación alfanumérica para  identificar un probiótico determinado hasta el nivel de cepa. Por ejemplo, con la cepa Lactobacillus rhamnosus VES001, el género es Lactobacillus, la especie es rhamnosus, y la designación de la cepa es VES001.  Mantener la designación de la cepa es importante, ya que cepas de la misma especie pueden tener efectos diferentes.

Te dejo un ejemplo simplista, pero muy gráfico: imagínate que un pastor de ovejas necesita un perro que le ayude a cuidarlas: ¿Qué perro crees que elegirá? ¿Un pastor vasco o un pitbull? Ambos son perros, pero son diferentes y no sirven para lo mismo. Pues algo similar pasa con los probióticos. Los efectos descritos sólo se pueden  atribuir a la cepa o las cepas estudiadas, y no a la especie o a todo el grupo de probióticos.

falsos mitos sobre los probióticos

  • Segundo mito: A más dosis de probiótico mejor: FALSO.

Las dosis recomendadas varían en función de la cepa, por lo que no es posible determinar una “dosis general” para probióticos; la dosis utilizada en la práctica clínica debería estar basada en estudios humanos que soporten el beneficio de la salud reivindicado[1]. Algo similar ocurre con los medicamentos: un principio activo tiene un efecto a una dosis determinada para lo cual se han hecho estudios que han demostrado que a esas dosis produce un efecto determinado.

  • Tercer mito: A más especies de probióticos que tenga una marca mejor: FALSO.

Los productos pueden contener una o más cepas probióticas. Si contienen varias especies y/o cepas y juntas han demostrado que tienen efectos beneficiosos, muy bien; pero si no es así, es mejor fiarse de aquel producto que aunque sólo sea con un cepa haya demostrado el efecto que reivindica. De nuevo el ejemplo de los medicamentos puede ser ilustrativo; si para el dolor de cabeza se utiliza el ibuprofeno y así se ha demostrado, no es necesario un cóctel de varios principios activos para quitar el citado dolor de cabeza.

Considero que estos son los principales falsos mitos que conviene aclarar, con el fin de que el consejo farmacéutico y médico sobre el uso de probióticos contribuya a mejorar la salud digestiva de las personas.



[1] Guarner F, Khan AG, Garisch J, et al. World gastroenterology organisation global guidelines: probiotics and prebiotics, October 2011. J Clin Gastroenterol. 2012;46(6):468-481.

Conoce más sobre los probióticos y sus efectos beneficiosos

En los anteriores post sobre flora intestinal os contaba en qué situaciones se podía alterar y cómo eso podía tener repercusiones en nuestra salud y calidad de vida.

Hoy paso a comentaros que el mantenimiento de la flora intestinal depende de una alimentación adecuada y un estilo de vida sano. Además, la incorporación de probióticos y prebióticos (de estos últimos hablaremos en el siguiente post)  a tus hábitos de vida es una medida de prevención que ayuda a mejorar, restaurar y mantener nuestra flora intestinal.

Pero, ¿qué son los probióticos? Seguro que has oído hablar de ellos.

Los probióticos son microrganismos vivos que administrados en cantidades adecuadas ejercen un beneficio en quien los consume. Se encuentran en alimentos fermentados como en yogures o el kéfir pero también en complementos alimenticios dispensados en la farmacia. Para que un probiótico sea considerado de calidad debería ser capaz no sólo de sobrevivir al paso por el aparato digestivo, sino también de proliferar y colonizar en el intestino. Esto significa que deberían ser resistentes a los jugos gástricos y poder crecer en presencia de bilis, en las condiciones existentes en el intestino, o ser consumidos en un alimento que, actuando como vehículo, les permita sobrevivir al paso por el estómago y a la exposición a los jugos pancreáticos.

qué son los probióticosLos probióticos más utilizados se  clasifican fundamentalmente en dos géneros, Lactobacillus y Bifidobacterium.

Además, deben ser resistentes a los procesos de fabricación como viabilidad durante el proceso de producción y de conservación durante su periodo de almacenamiento y transporte.

Su mecanismo de acción es muy curioso ya que se ha demostrado que producen sustancias que actúan de manera directa contra las demás bacterias perniciosas, disputándoles la conquista de las paredes intestinales para implantarse allí y multiplicarse.

También pueden producir sustancias con capacidad bactericida como las bacteriocinas y tienen un efecto positivo sobre el sistema inmune porque le ayudan de forma indirecta a la producción de células defensivas.

Los probióticos son útiles en las siguientes situaciones, ya que mejoran y, en muchos casos, previenen los síntomas de:

  • Estreñimiento
  • Diarrea
  • Infecciones víricas y/o bacterianas
  • Debilidad del sistema inmune
  • Diarrea del viajero
  • Hinchazón de estómago
  • Gases
  • Síntomas de alergia
  • Obesidad
  • Enfermedad celiaca
  • Intestino irritable
  • Enfermedad inflamatoria intestinal (Chron y colitis ulcerosa)

A continuación, te facilito en este link la guía mundial de probióticos de la Asociación Mundial de Gastroenterología (WGO, por sus siglas en inglés) y que, bajo el auspicio de la OMS (Organización Mundial de la Salud), resume qué es la flora intestinal y cómo los probióticos pueden ayudar en diferentes situaciones tanto en adultos y niños.

¿Qué puede alterar la flora intestinal?

Hoy en nuestro tercer post sobre la flora intestinal, y después de explicar qué es y qué funciones cumple, os contaré qué situaciones o causas pueden alterarla, y cómo podemos mantener y restaurar la flora perdida.

Las situaciones que pueden desequilibrar nuestra flora intestinal y, por lo tant, provocar alteraciones en nuestra salud son:

alteraciones flora intestinal

  • Edad: a mayor edad y sobre todo a partir de los 60 años, hay un descenso del número de bacterias beneficiosas. Esta es una de las razones del aumento de enfermedades, infecciones y síntomas digestivos -como el estreñimiento-, en este colectivo.
  • Infecciones de origen vírico o bacteriano: existen bacterias o virus oportunistas que pueden aprovechar para invadir el lugar ocupado por la flora y producir toxinas, con los consiguientes síntomas: diarrea, fiebre, etc…
  • Estrés: en situaciones de estrés, se libera una hormona, la noradrenalina, que reduce el número de bacterias beneficiosas, provocando un debilitamiento general.
  • Uso de antibióticos: estos medicamentos, muy necesarios, se ocupan de eliminar bacterias que nos causan la infección. Pero su uso cambia el equilibrio normal de la flora al dañar las bacterias propias beneficiosas y fomenta que se asienten otros microorganismos patógenos responsables de las diarreas asociadas a antibióticos.
  • Viajes a lugares donde las condiciones higiénicas sean malas o sean zonas de climas tropicales:  las condiciones sanitarias en estos lugares pueden ser malas por lo que el riesgo de contraer la famosa diarrea del viajero es alta, sobre todo si se consumen alimentos crudos o poco cocinados, se bebe agua no embotellada, o no nos lavamos las manos antes de comer, entre otras cosas.
  • Hábitos poco saludables: sedentarismo, malos hábitos alimenticios, insomnio, tabaco, alcohol, contaminación… todos ellos alteran el equilibrio de la flora intestinal.
  • Enfermedades digestivas: la colitis ulcerosa o la enfermedad de chron son enfermedades donde el desequilibrio de la flora pueden ser la causa y/o el origen.

 

En el próximo post trataremos de cómo prevenir el desequilibrio de la flora intestinal con medidas saludables y la ayuda de los probióticos, de los que a buen seguro habrás oído hablar.

 

Referencias

Yantis AM, Velander R. Los probióticos pueden contrarrestar la diarrea asociada a antibióticos. Nursing 2009; 27(10):50-51.

Tremaroli V, Bäckhed F (2012). Functional interactions between the gut microbiota and host metabolism. Nature 2012: 489:242­249.

O.Hara AM, Shanahan F.. The gut flora as a forgotten organ. EMBO Rep. 2006 Jul;7(7):688-93.

Las funciones de la flora intestinal

Tras explicar hace unos días qué es, en en el post de hoy os voy a contar algunas de las funciones esenciales de la flora intestinal para nuestra salud y bienestar.

Las funciones de la flora se pueden dividir en tres grandes grupos:

  1. Síntesis o fabricación de vitaminas y otras sustancias necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
  2. Función protectora frente a ataques externos.
  3. Aumento de las defensas de nuestro organismo.

En cuanto a la síntesis o fabricación de vitaminas y otras sustancias necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, podemos decir que la flora intestinal es capaz de fabricar algunas vitaminas como las del grupo B (fundamentalmente B12, biotina, ácido fólico y pantoténico), además de la vitamina K.

funciones de la flora intestinal

También produce ácidos grasos de cadena corta como el acetato, butirato y propionato, que funcionan como fuente energética para las células. Este proceso favorece la absorción de calcio y hierro en el colon.

Además, se han visto efectos favorecedores del movimiento intestinal y su función de absorción de agua, y la regulación hepática de lípidos y azúcares.

La función protectora frente a ataques externos se refiere a que la flora normal del intestino tiene la capacidad de impedir la implantación de bacterias patógenas, que son las causantes de muchas infecciones y enfermedades. Esta función se conoce como “efecto barrera” y existen diferentes mecanismos para que se produzca:

Reconocimiento de especies diferentes.

  • Competición por el mismo nutriente o por el mismo nicho ecológico.
  • Producción de sustancias tóxicas con efecto antimicrobiano (bacteriocinas) que inhiban el crecimiento de otras bacterias.
  • Consumo de un microbio más pequeño (predación) o de mayor tamaño (parasitismo).

 En cuanto al aumento de las defensas de nuestro organismo, hay que recordar que, como dijimos en el primer post, la mayor parte de los microrganismos beneficiosos se encuentran en el aparato digestivo, fundamentalmente en el colon. Es importante saber que nuestro sistema digestivo tiene una superficie de 300 metros cuadrados, similar a una pista de tenis. Es el órgano más en contacto con el exterior y por lo tanto el más susceptible de ser atacado por agresiones externas. De hecho la mayoría de nuestras defensas se encuentran en esta zona para protegernos.

Una de las herramientas de defensa son los componentes de la flora intestinal. Si recuerdas, en el anterior post comentaba que los mamíferos criados sin flora no desarrollan su sistema inmune con normalidad. En este sentido, debes saber que nuestra flora intestinal contribuye a:

  •  Reforzar nuestras defensas frente a bacterias y virus.
  • Protegernos frente a diarreas por tratamientos antibióticos.
  • Protegernos frente a otras enfermedades digestivas e incluso alteraciones alimentarias.

Por lo tanto, como ves, el mantenimiento de nuestra flora intestinal es clave para mantener una buena salud y un buen sistema inmunitario.

 

Referencias

  1. 1.     Guarner F. Nutr Hosp. 2007;22(Supl. 2):14-9
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