La covid-19 no se coge vacaciones. Por tanto, viajemos o nos quedemos en casa, en este verano tan atípico no podemos relajarnos respecto a las medidas de prevención del día a día: hemos de continuar lavándonos las manos con frecuencia, manteniendo la distancia de seguridad y usando mascarilla cuando estemos a menos de dos metros de otras personas o en espacios cerrados como medios de transporte, comercios y museos.
Por otra parte, nos está tocando llevar la mascarilla con altas temperaturas, lo que puede originar una sensación de falta de aire que hace que aumentemos el ritmo de la respiración y una sensación de calor, ya que se acumula en ellas el aire caliente y húmedo. Esto nos obliga a tomar precauciones como secarnos regularmente el sudor del rostro para evitar que la mascarilla se humedezca muy rápido. También debemos cambiarla siempre que veamos que está muy deteriorada.
Buscar espacios abiertos
A pesar de que resulte tentador refugiarse en el fresquito de los centros comerciales o bares y restaurantes, es preferible buscar espacios abiertos, porque los cerrados implican mayor facilidad de transmisión del virus. En caso de acudir a playas o piscinas, se han de respetar siempre los aforos y normas establecidas. Planificar estancias más cortas, por ejemplo de en torno a las dos horas es una buena forma de reducir aglomeraciones. Por supuesto, en caso de encontrarse mal con síntomas compatibles con covid-19, abandone la playa o piscina cuanto antes y consulte con un centro de salud. Por supuesto si presenta síntomas antes, no debe acudir a esos espacios, debe quedarse en su alojamiento y solicitar valoración médica.
Si nos desplazamos a otra provincia o país, conviene informarse previamente de los teléfonos de emergencia a los que podemos recurrir en caso de sentir síntomas respiratorios que puedan ser signo de haber contraído el coronavirus.
También, aunque el desplazamiento no sea a muchos kilómetros, hemos de preparar un botiquín en el que este año hay que meter además, mascarillas suficientes para toda la familia, y gel hidroalcohólico. Pero tampoco pueden faltar la medicación habitual y los productos esenciales como un termómetro, medicamentos para la fiebre y/o el dolor, antidiarreicos, antihistamínicos y pastillas contra el mareo. Los desinfectantes cutáneos, las gasas esterilizadas, unas tijeras y el esparadrapo nos permitirán limpiar y curar de manera rápida una herida. Si padeces una enfermedad crónica no olvides llevar tu medicación habitual en cantidad suficiente y la receta o prescripción de tu médico
Beber agua en cantidad adecuada
Tampoco debemos olvidarnos de adoptar algunos hábitos saludables que son recomendables todos los veranos, pero ahora más necesarios que nunca. Uno de los más importantes es beber agua en cantidad adecuada para prevenir la deshidratación, un riesgo que puede verse acentuado con el uso de las mascarillas, ya que estas pueden provocar, como hemos dicho antes, un aumento de la sudoración.
Por ello, hemos de procurar ingerir líquido en cantidad suficiente a lo largo del día, incluso aunque no tengamos sed. Un buen truco para conseguirlo es llevar siempre una botellita con nosotros. Y hemos de prestar especial atención a ancianos y niños para asegurarnos de que también lo hagan.
Recordemos que la mejor bebida que podemos tomar es el agua -con o sin gas-. Es mejor evitar los refrescos o las bebidas con alcohol como la cerveza, porque estos pueden tener efecto diurético y hacernos ir más al baño, lo cual nos llevaría a deshidratarnos.
Ser muy prudentes con el sol
Así mismo, la obligación de llevar la mascarilla nos obliga a ser aún más prudentes con el sol, con el fin de prevenir las insolaciones y golpes de calor. Por ejemplo, es recomendable salir cuando las temperaturas son más suaves, antes de las doce de la mañana y después de las cuatro o las cinco de la tarde.
También en estas épocas estivales como es habitual nos ayudará a mantenernos frescos, cobijarnos bajo las sombrillas, toldos o árboles, y más aún en este verano en el que la sensación de calor con el uso de la mascarilla puede verse incrementada. Y, siempre que salgamos de casa, hemos de usar gafas de sol, sombrero y ropa fresca, de color claro y ligera y buscar la sombra. Hemos de evitar, igualmente, hacer ejercicio físico o tomar el sol en las horas centrales del día.
Es importante recordar que la mascarilla no protege adecuadamente de las radiaciones solares, así que hemos de aplicarnos en toda la cara un fotoprotector de factor 30 o superior, (en cualquier caso siempre adaptado a nuestro tipo de piel, y si usted presenta un problema de piel asociado que pudiera eventualmente empeorar con el uso de mascarilla y crema, consulte con su médico la pauta más adecuada para usted). Debemos protegernos incluso aunque no vayamos a tomar el sol, pues un paseo sin protección solar también puede ser origen de quemaduras en la piel.
Y, si usamos gel hidroalcohólico, hemos de lavarnos las manos después para retirar los restos de producto y luego aplicarnos la protección solar en esa zona de las manos y las muñecas para prevenir manchas y quemaduras. Dado el riesgo de aparición de las mismas no está aconsejado usar el gel hidroalcohólico en playas y piscinas. En caso necesario, la higiene se realizará con agua y jabón como alternativa.
Mantener a raya la cistitis y a los mosquitos
Otro hábito saludable que hemos de seguir adoptando este verano es no dejarnos el bañador húmedo puesto. Darnos un baño en la piscina, la playa o el río siempre es un placer y nos ayuda a reducir nuestra temperatura corporal, pero la humedad en la ropa favorece la proliferación de las bacterias que pueden contribuir a la aparición de la cistitis o infección del tracto urinario, por lo que es mejor ponerse ropa seca cuanto antes.
Y, aunque vaya a ser un verano fuera de lo común para nosotros, los mosquitos van a seguir actuando con normalidad, así que, para huir de ellos, hemos de prescindir de colonias o jabones con aromas demasiado dulces o intensos, ya que atraen su atención.
En las zonas de mayor riesgo, es mejor usar ropa ligera que cubra toda la piel -preferentemente de color claro-, recurrir a mosquiteras por la noche y, sobre todo, emplear repelente de mosquitos. Este debe incluir entre sus principios activos la dietiltoluamida (DEET) y hemos de aplicarlo siguiendo las instrucciones del fabricante.
Llevar encima un producto para después de las picaduras evitará también las molestias y lesiones que el rascado puede producir.