Continuamos hoy nuestro repaso a los distintos micronutrientes abordando las características y beneficios de la vitamina E. Se trata de una sustancia liposoluble, lo que significa que se disuelve en las grasas.
La vitamina E desempeña una función antioxidante crucial en nuestro organismo, ya que protege a las células del daño oxidativo y del proceso de envejecimiento. Igualmente, protege a la vitamina A, a la C y a los ácidos grasos poliinsaturados de la acción toxica de los radicales libres o, lo que es lo mismo, de la oxidación.
Pero esta vitamina también desempeña otras muchas funciones en nuestro cuerpo: interviene en la síntesis de glóbulos rojos y enzimas, favorece la cicatrización y la fertilidad y contribuye a mantener el funcionamiento del sistema nervioso y del inmune. También protege la salud cardiovascular e inhibe la síntesis de un tipo de lípidos llamados prostaglandinas, entre otras funciones.
Para asegurarnos de que nuestro organismo recibe el aporte suficiente de este micronutriente tan saludable, debemos incluir en nuestra dieta cereales, frutos secos, germen de trigo, verduras como el repollo o las espinacas u hortalizas como la lechuga. También está presente en los aceites vegetales -en especial en los poliinsaturados como los de girasol y maíz- y en algunos productos de origen animal como la leche, la mantequilla y los huevos.
Las cantidades diarias recomendadas por los nutricionistas son de 15 miligramos en adultos y ancianos y de 19 durante la lactancia. Los niños menores de tres años deben ingerir de 4 a 6 miligramos diarios, mientras que, a partir de esa edad, deben tomar 7 miligramos al día.
Aunque la deficiencia de esta vitamina no es habitual, debe prevenirse a toda costa, porque puede llegar a producir pérdida muscular, daño nervioso, fallo reproductivo, anemia… Corren más riesgo de sufrir carencias los niños recién nacidos, especialmente si son prematuros, aunque también puede producirse en las personas que padecen enfermedades que les impiden absorber correctamente los nutrientes como la fibrosis quística o patologías del hígado. Igualmente, una insuficiencia de zinc –un mineral muy importante para el sistema inmune- puede hacer descender los niveles de vitamina E.