Cómo afrontar la intolerancia a la lactosa sin renunciar al calcio

Cada vez es mayor el número de personas que, cuando acuden al supermercado, evitan comprar alimentos con lactosa. Como sabemos, esta sustancia está presente en cualquier tipo de leche  (bien sea de  vaca, oveja, cabra, humana…) y, por tanto, en los productos lácteos como el yogur, el queso o la cuajada. También encontrarse en algunos alimentos procesados como los embutidos, las salchichas, el paté….

La leche contiene lactosa

La intolerancia a la lactosa es una enfermedad que se produce porque el intestino de las personas afectadas no es capaz de digerir correctamente esta sustancia y transformarla en glucosa y galactosa, que son otros azúcares más simples y sencillos de absorber por el intestino. Este problema se produce, a su vez, debido a la escasez de una enzima llamada lactasa, que, en condiciones normales, produce nuestro sistema digestivo intestino delgado.

La consecuencia de la falta de lactasa es que la lactosa no se descompone en el colon de la persona intolerante, lo cual le genera gases y líquidos que pueden provocarle dolores y molestias como dolor e hinchazón abdominal, diarrea, flatulencias, retortijones, vómitos o náuseas.

La intolerancia a la lactosa puede producir dolor abdominal

Estos síntomas aparecen entre treinta minutos y dos horas después de haber ingerido alimentos con lactosa y desaparecen entre tres y seis horas más tarde, aunque a menudo son confundidos con los de otras enfermedades digestivas, lo que hace difícil conocer la prevalencia real de esta patología entre los españoles. Según un estudio publicado por la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), entre un 30% y un 50% de la población española padecería intolerancia a la lactosa.

Ante síntomas como los anteriores, es importante que no nos autodiagnostiquemos y acudamos a un especialista que descarte otros problemas digestivos. En cambio, muchos afectados no acuden a su médico y dejan de consumir lácteos de manera radical, lo cual puede acarrear carencias de calcio, fósforo y algunas vitaminas.

Por eso, si se eliminan los productos lácteos, ha de hacerse de acuerdo al grado de intolerancia del paciente y esta medida debe ser compensada con la inclusión en la dieta de otros alimentos como las espinacas, la acelga o el brócoli, legumbres como laLos garbanzos proporcionan calcio a la dietas judías blancas, las lentejas y los garbanzos, la yema de huevo, pescados como la sardina, el salmón y el lenguado, las gambas y los frutos secos –excepto la castaña-, pues todos ellos constituyen excelentes fuentes naturales de los nutrientes que contienen los lácteos.

 

Los lácteos sin lactosa también pueden convertirse en grandes aliados, así como los suplementos de lactasa, que ayudan al intestino delgado a digerir la lactosa correctamente. Pero, dado que la tolerancia a la lactosa varía de una persona a otra, la dosis que se tome de estos suplementos debe estar ajustada al grado de tolerancia e, igualmente, a la cantidad de lactosa consumida.

Por último, las personas intolerantes a la lactosa deben tomar la precaución de  leer las etiquetas de los envasados, con el fin de comprobar si un alimento lleva o no lactosa. En concreto, es importante que no contengan azúcares y grasas de la leche, lactitol (E966), cuajo, suero lácteo o en polvo. Advertencias como “puede contener trazas de leche” deben tenerse en cuenta también. Igualmente, las personas intolerantes deben prestar atención a la composición de los medicamentos, pues alrededor del 20% contiene lactosa como excipiente.

Si crees que tienes o sabes que padeces intolerancia a lalactosa, sigue los siguientes consejos de este vídeo: Afronta la intolerancia a la lactosa con CinfaSalud

Fotorgafías: https://pixabay.com/

Recomendaciones para mejorar la intolerancia a la fructosa

En el último post hablábamos de un problema bastante frecuente en la actualidad y sobre el que puede haber confusión: la intolerancia a la fructosa.

Tras explicar las características más importantes, os detallo aquí algunas recomendaciones que ayudan a mejorar la tolerancia a la fructosa y al sorbitol, que atmbién explicamos qué era.

Por un lado, debes saber que las frutas mejor toleradas con bajo contenido de fructosa son la naranja, mandarina, plátano, limón, lima, fresa, kiwi, aguacate, mora, uva y melón.

En cuanto a verduras, las mejor toleradas incluyen acelga, brócoli, espinacas, apio, alcachofas, berros,  tapioca, setas (champiñones), lechuga, escarola y endibias. Las patatas viejas contienen menos fructosa que las nuevas.

consejos para la intolerancia a la fructosaEs importante limitar la ingesta de alimentos con un contenido de fructosa superior al de glucosa, así como alimentos que contengan mezclas de fructosa y sorbitol. Esto ocurre en algunas frutas (manzanas, peras, ciruelas, cerezas, melocotones, albaricoques,…), zumos de frutas comerciales, y algunos dulces (chicles, caramelos, golosinas,…).

Por su parte, los alimentos de origen animal (carnes, pescados, huevos, leche…) se pueden comer sin problemas si no están elaborados, ya que en el procesamiento pueden añadirse fructosa y sorbitol.

En general, se deben evitar bebidas comerciales de frutas (zumos y refrescos) y todas  aquellas edulcoradas con fructosa y sorbitol.

Por último, como consejo general, recordad que los intolerantes a la fructosa pueden utilizar edulcorantes artificiales como son el aspartamo, ciclamato y sacarina, y también estevia, sucralosa, xilitol y dextrosa. El resto de edulcorantes no se recomienda.

 

Fuentes y más información en:

Izquierdo- García E, Moreno Villares JM, León-Sanz M. Acta Pediatr Esp 2014;72(1):15-23.

Recomendaciones a pacientes con ontolerancia a fructosa y sorbitol. Federación Española de Aparato Digestivo (FEAD).

¿Sabes qué es la intolerancia a la fructosa?

En los últimos años, las intolerancias alimentarias han experimentado un auge debido a diferentes factores. Algunos de ellos son conocidos, como la desmesurada higiene o la excesiva inmunización que hace que nuestro sistema inmune esté en continuo estado de alerta, lo que hace que se “fatigue” y que, por lo tanto, no sea capaz de distinguir lo verdaderamente patógeno de lo que no lo es.

En el post de hoy, quierointolerancia a la fructosa hablaros de la intolerancia a la fructosa, que afecta a más población de la que creemos. Además, aunque no es una intolerancia muy habitual, sí que cada vez es más frecuente.

La fructosa es un azúcar simple que se encuentra de manera natural en las frutas, la miel, zumos de frutas, jarabes, caramelos, postres, etc. Algunas personas con capacidad limitada de absorción de fructosa pueden tener síntomas de intolerancia producidos por la fructosa no absorbida que llega al colon. Esta enfermedad tiene un componente genético claro considerándose de carácter recesivo, es decir, los dos padres deben ser intolerantes a la fructosa para que lo hereden sus hijos.

Un azúcar relacionado con la fructosa es el sorbitol que, al igual que la fructosa, también se usa como aditivo y edulcorante en muchos alimentos elaborados. El sorbitol presente en algunos alimentos de forma natural o como aditivo (E-420) aumenta el riesgo de aparición de síntomas.

Entre los síntomas de la intolerancia destacan la aparición rápida y brusca de dolor abdominal, vómitos, somnolencia y problemas hepáticos y renales. El único tratamiento disponible es limitar la ingesta de alimentos ricos en fructosa, sacarosa y sorbitol hasta un nivel que no provoque síntomas, según la tolerancia de cada uno.

En el próximo post os detallaré algunas recomendaciones que ayudan a mejorar la tolerancia a fructosa y sorbitol.

 

intolerancia a la fructosa

Diferencias entre test de nutrigenética y test de intolerancia alimentaria

Antes de entrar de lleno a discernir las diferencias entre un test de intolerancia alimentaria y un test de nutrigenética, es importante definir qué es una intolerancia alimentaria. Se trata de reacciones fisiológicas (déficit de enzimas involucradas en el metabolismos de algún alimento), farmacológicas (por efecto de aminas vasoactivas que se encuentran en algunos alimentos de forma natural) que son capaces de desencadenar reacciones clínicas gastrointestinales y neurálgicas y reacciones indeterminadas (incluyen las reacciones frente a aditivos).

Los test de intolerancia alimentaria  observan el comportamiento de nuestras células frente a cada alimento. Y, de acuerdo a la reactividad frente a éstos, dan la pauta para determinar aquellos que son dañinos para nuestro organismo, eliminándolos de la dieta.Diferencias entre test de nutrigenética y test de intolerancia alimentaria

Sin embargo, este tipo de test están desaconsejados por la clase científica como herramienta de diagnóstico y tratamiento de cualquier enfermedad, ya que es una técnica no validada científicamente.

Por su parte, la nutrigenética, tal y como hemos comentado en post anteriores, es la ciencia que estudia el efecto molecular de los componentes de la dieta sobre la expresión de los genes. En la nutrigenética, no se detectan alimentos que provoquen alergias, sino cuáles son los alimentos que más saludables para las personas sin necesidad de eliminar ninguno de la dieta.

Como consecuencia de la variabilidad genética existente entre los individuos, la respuesta metabólica individual a un determinado compuesto puede depender de la constitución genética. Esta es la base de la nutrición personalizada y de las recomendaciones dietéticas; nunca pueden venir determinadas únicamente por el análisis genético, sino que éste puede ser un complemento para los datos obtenidos a través de un análisis antropométrico, bioquímico y de historia familiar y dietética.

¿Lees las etiquetas de los alimentos?

Recuerdo que en una conferencia sobre alimentación a la que asistí, la ponente nos comentaba que se habían realizado estudios según los que comprobaron que el consumidor no dedica ni un minuto a leer el etiquetado de un alimento.

Es fundamental detenerse a leer un etiquetado. Las etiquetas nos informan sobre las propiedades de los alimentos, si son adecuados para una dieta sana y si nos los podemos comer en el caso de padecer alguna intolerancia o alergia grave a alguno de sus componentes.

para qué sirven las etiquetas de los alimentos

En general, antes de comprar o consumir un alimento es importante atender bien a estos aspectos del etiquetado:

  1. Bajo contenido en sal o en sodio: los productos considerados bajos en sodio contienen menos de 0,12 g de sodio (0,31 g de sal).
  2. Alimentos bajos en grasa total, saturada y colesterol: en los alimentos sólidos busca productos con menos de 3 gramos/100 gramos de grasa. Para los alimentos líquidos busca productos con menos de 1,5 gramos/100 mililitros de grasa en los líquidos.
  3. Alto contenido en fibra: busca alimentos ricos en fibra o que tengan al menos 6 gramos de fibra por cada 100 gramos.
  4. Bajo contenido en calorías: elige los de bajo valor energético que son los que tienen un máximo de 40 calorías por 100 gramos en alimentos sólidos y un máximo de 20 calorías por 100 mililitros en los líquidos.
  5. Bajo contenido en azúcares: busca aquellos que contengan menos de 5 mg de azúcar
  6. Si eres celiaco, que no tengan gluten: algo bien sabido por los celiacos. Un alimento sin gluten es aquel cuyo contenido en gluten es inferior 20 miligramos por kilo. Se considera bajo en gluten si el contenido es inferior a 100 mg por kilo.
  7. Fechas de caducidad: indica el momento límite de consumo después del cuál puede haber problemas de seguridad alimentaria.
  8. Fecha de consumo preferente: indica que tras esa fecha el producto no presenta las cualidades organolépticas (textura, sabor, olor, color…) óptimas, pero no hay peligro de problemas de salud, siempre y cuando se almacene y conserve según las recomendaciones del fabricante.

El etiquetado de los alimentos se encuentra actualmente regulado en nuestro país mediante el Real Decreto 1334/1999, de 31 de julio. SI quieres saber más puedes acceder a esta dirección de la AESAN.

El objetivo de la regulación es garantizar el derecho a la información del consumidor, ayudarle a encontrar alimentos más saludables e incentivar a las empresas elaboradoras de productos alimenticios a mejorar las cualidades nutritivas de sus productos.

Ya lo sabes, empezar a cuidarse no sólo es cuestión de planteárselo sino de saber elegir los alimentos más saludables. La lectura de su etiquetado es una herramienta imprescindible; léelo siempre.

¿Qué es ser celíaco? ¿Qué alimentos debo evitar si soy sensible al gluten?

Hoy, que se celebra el Día Nacional del Celíaco, conviene abordar y conocer en qué consiste este problema y cómo podemos afrontarlo.

La celiaquía es una intolerancia permanente al gluten que puede aparecer a cualquier edad de la vida. Se define por la inflamación que afecta a las paredes del intestino delgado y se caracteriza por síntomas que dependen de la edad en que debute la enfermedad, entre los que destacan fatiga, dolores abdominales, pérdida de peso y de apetito, meteorismo y diarreas. El diagnóstico definitivo, realizado por un especialista médico, es la biopsia duodenal, existiendo pasos intermedios mediante análisis genéticos y sanguíneos.

El gluten es un conjunto de proteínas presente en un grupo exclusivo de cereales, principalmente el trigo, el centeno, la cebada y la avena, pero no en el maíz y la arroz.

alimentos para celiacos

Se considera un problema subestimado e infradiagnosticado, ya que afecta al 2% de la población general y se considera que alrededor del 75% de los pacientes está sin diagnosticar.

El único tratamiento eficaz disponible es el seguimiento de una dieta sin gluten, mantenida de forma continuada y durante toda la vida del paciente, consistente en suprimir del consumo habitual, todos los alimentos elaborados que contengan harina de trigo fundamentalmente, pero también centeno, cebada y avena. Los dos únicos cereales libres de gluten son el maíz y el arroz. Recuerda que la mayor parte de los lugares de venta donde se venden o consumen alimentos con gluten son panaderías, pastelerías y pizzas.

El 70% de las personas que inician una dieta sin gluten presentan una mejora clínica a las dos semanas de iniciada la dieta. A continuación, te facilito los alimentos que NO contienen gluten:

  • Leche y derivados (quesos, requesón, nata, yogures naturales y cuajada).
  • Todo tipo de carnes y vísceras frescas, congeladas y en conservas al natural, cecina, jamón serrano y jamón cocido de calidad extra.
  • Pescados frescos y congelados sin rebozar, mariscos frescos, y pescados y mariscos en conservas al natural o en aceite.
  • Huevos.
  • Verduras, hortalizas y tubérculos.
  • Frutas.
  • Arroz, maíz y sus derivados
  • Café en grano o molido, infusiones o refrescos.
  • Toda clase de vinos o bebidas espumosas.
  • Frutos secos crudos.
  • Sal, vinagre de vino, especias en rama y en grano.

Para los celíacos es fundamental contactar con las Asociaciones de Celíacos encargadas de elaborar, distribuir y actualizar la lista de alimentos sin gluten. En España la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) ofrece una completísima información y asesoramiento para las personas y familiares que sufren este trastorno. Su visita es de obligado cumplimento.

Todo lo que debes saber sobre la intolerancia a la lactosa

Nuestros antepasados dejaban de ingerir lácteos tras el destete. Su alimentación se basaba en plantas, cereales salvajes, frutas y productos de la caza. Fue tras la revolución industrial (siglo XIX) y el desarrollo de la agricultura y la ganadería (granjas), cuando comenzaron a tomar leche tras dejar de mamar. Lo normal sería que la especie humana dejase de tolerar la lactosa a partir del destete, al igual que todos los mamíferos; sin embargo, a día de hoy seguimos tomando leche siendo adultos y vemos que unos individuos son tolerantes a la lactosa y otros intolerantes a lo largo de toda su vida.

leche, intolerancia, lactosa

Desde la época de Galeno, hace ya más de 2000 años, se conoce que la leche puede inducir diarrea y otros síntomas gastrointestinales en determinadas personas. Tras la segunda guerra mundial, la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) envió toneladas de leche a países necesitados. Pronto se comprobó que muchos de los destinatarios (sobre todo en África y en Asia) sufrían náuseas, flatulencias y diarreas al consumirla. Estos problemas intestinales se achacaron erróneamente a infecciones inducidas por la contaminación del agua con la que se preparaba la bebida. Fue en 1965 cuando investigadores del Johns Hopkins Medical School descubrieron las claves de la intolerancia a la leche.

La intolerancia a la lactosa se define como la incapacidad del intestino para digerir la lactosa (azúcar de la leche) y transformarla en glucosa y galactosa debida a una escasez de una enzima llamada lactasa. Es un trastorno que en España afecta a 7 millones de personas.

Los síntomas aparecen entre los 30 minutos y las dos horas después de haber ingerido alimentos (lácteos, algunos embutidos) o medicamentos que contengan lactosa. Desaparecen entre 3 y 6 horas más tarde. Entre los síntomas destacan: dolor abdominal, diarrea, flatulencia y vómitos.

El único tratamiento que, de momento, ha demostrado eficacia es la exclusión de la lactosa de la dieta. La Academia Americana de Pediatría comenta que “El consumo de productos lácteos constituye una importante fuente de calcio para la salud mineral de los huesos, y de otros nutrientes como vitamina D, riboflavina y proteínas que facilitan el crecimiento en niños y adolescentes. Si se eliminan los productos lácteos, se deben ingerir otras fuentes o suplementos de calcio en la alimentación”.

Por lo tanto, si eres intolerante a la lactosa te recomiendo estos alimentos ricos en calcio:

  • Verduras y hortalizas: espinacas, acelga o brócoli.
  • Legumbres: judías blancas, lentejas y garbanzos.
  • Yogures fermentados y quesos curados.
  • Pescados: lenguado, salmón, atún, sardinas, gambas, besugo, langostinos, pulpos…
  • Frutos secos: excepto las castañas y la yema de los huevos.

Diferencia entre alergia e intolerancia alimentaria

Estos días se celebra la Semana Mundial de la Alergia que, organizada por la Organización Mundial de la Alergia, este año está dedicada a la alergia por alimentos, ya que se trata de un creciente problema de salud mundial. Se estima que alrededor del 1 ó 2% de la población adulta tiene algún tipo de alergia a los alimentos. Esta cifra es mayor entre la población infantil, llegando a valores entre el 5 y 8% de los niños.

Conviene recordar que no es lo mismo alergia alimentaria que intolerancia alimentaria. Estos términos se suelen confundir y es necesario aclararlo.

La alergia alimentaria es una forma específica de intolerancia a un alimento o uno de sus componentes que activa nuestro sistema inmune. Un alérgeno (proteína del alimento causante de la alergia que en la mayoría de la gente no produce reacciones adversas) provoca una serie de reacciones en cadena en el sistema inmunológico, entre ellas la producción de sustancias químicas como la histamina, que a su vez causa varios síntomas como picor, moqueo, tos o trastornos respiratorios. Frecuentemente, las alergias a los alimentos o a sus componentes se heredan y normalmente se identifican en los primeros años de vida. En niños son muy típicas las alergias al huevo o a la lactosa.

alergia frutos secos

La intolerancia alimentaria afecta al metabolismo, pero no al sistema inmunológico del cuerpo. La intolerancia alimentaria se produce cuando el cuerpo no puede digerir correctamente un alimento o uno de sus componentes. Un buen ejemplo es la intolerancia a la lactosa, que consiste en que ciertas personas carecen de una enzima digestiva llamada lactasa, que descompone el azúcar de la leche. Esto puede provocar algunos síntomas, como gases, dolor y diarrea.

La alergia y la intolerancia alimentaria se pueden diagnosticar adecuadamente utilizando métodos de detección científicamente válidos, como son las pruebas cutáneas, dietas basadas en la eliminación de alimentos, pruebas rast, pruebas de estimulación alimentaria, etc.

Si piensas que puedes estar sufriendo una respuesta alérgica a determinadas sustancias alimenticias, lo primero que debes hacer es ir al médico para asegurarte de que los síntomas no se deben a otra enfermedad y para que te remita a un dietista o un especialista en alergias.

No obstante, indicamos algunas precauciones que debemos tomar en caso de padecer una alergia a algún alimento:

  •  Evitar el alimento.
  • Preguntar por los ingredientes de cada plato si se come fuera de casa.
  • Leer las etiquetas de los productos que vamos a comprar en el supermercado.
  • Estar preparado para emergencias (las personas que han presentado anteriormente alguna reacción grave deben llevar consigo medicación ya propuesta por su médico en caso de ingestión accidental).