La leche y sus derivados son alimentos básicos e indispensables que deben estar presentes en nuestra alimentación todos los días. Por eso, las autoridades recomiendan ingerir entre dos y cuatro raciones al día de estos productos.
Los niños y adolescentes deben tomar diariamente lácteos en su etapa de crecimiento (se habla de medio litro de leche diario). La razón principal es que el alto contenido en calcio les ayudará a adquirir unos huesos más fuertes.
En los adultos, científicos españoles demostraron hace unos años que la toma de lácteos desnatados reduce la tensión arterial hasta en un 54%. En este sentido, también otras investigaciones han señalado disminuciones de colesterol y una mejora en el control del peso corporal. Así mismo, existen efectos positivos de la leche después de hacer deporte.
Sin embargo, hay personas que son intolerantes a las proteínas de la leche o a la lactosa, tal y como vimos en el post anterior. En estos casos, son recomendables lácteos como el queso curado o semicurado, el yogur y otras leches fermentadas.
Seguro que estarás pensando que me he mojado poco, que no he dicho nada sobre si es mejor la leche entera, ‘semi’ o desnatada, o sobre los diferentes tipos de lácteos, su conservación, higienización, etc. Iremos avanzando en estas dudas en próximas entradas.
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