Refuerza tu sistema inmunitario

Se acerca el frío y parece inevitable empezar a pensar en mejorar nuestras defensas, ¿verdad? ¡Es época de resfriados y gripes! O al menos, eso es lo que pensamos… La relación entre el fresquito, la posibilidad de enfermar y la necesidad de reforzar el sistema inmunitario puede no estar tan relacionado con la temperatura a la que nos enfrentamos sino al hecho de que esa temperatura hace que pasemos más tiempo dentro, en interiores, en contacto con otras personas y durante más tiempo.

reforzar mis defensas y sistema inmunitario

Esto no significa que madres y abuelas no tengan razón cuando nos insisten en coger la chaqueta. ¡Hay que abrigarse! No obstante, abrigarnos nos protegerá de la hipotermia, por ejemplo, pero no hará mella en nuestro sistema inmunitario.

La época trae consigo multitud de mitos y falsas necesidades que no pueden sostenerse a nivel científico. ¿Qué hay de cierto en todo ello?

¿Está en mi mano mejorar mi sistema inmunitario?

Nuestro sistema inmunitario es un entramado muy complejo, lo cual hace difícil determinar los factores que le pueden hacer funcionar de forma óptima. Este entramado se compone de distintos tipos de células y, además, existen distintos factores y hasta patógenos que pueden presentarle batalla. ¿Cómo saber qué células potenciar, en qué cantidad y de qué forma van a reaccionar frente a un patógeno o situación que no podemos determinar?

La EFSA reconoce algunos micronutrientes (hierro, selenio, zinc, cobre, vitaminas A, B6, B12, C y D) que participan en el funcionamiento del sistema inmunitario, pero ello no supone que éstos sean la única forma de lograr unas defensas inquebrantables.

 

vitamina c para las defensas y el sistema inmunitario

Una vida saludable para mantener las defensas

Nuestro organismo, al igual que el sistema inmunitario, se beneficia del equilibrio que puede reportarnos un estilo de vida saludable así que hay algunas cosas que puedes hacer para propiciar un buen estado de salud:

  • Mantener una buena higiene para prevenir infecciones

La mejor forma de prevenir infecciones es impedir que los patógenos tengan vía libre hacia el interior de nuestro cuerpo. Por ello, es muy importante acostumbrarse a tomar ciertas medidas: lavarse bien las manos (después de ir al baño, antes de cocinar o comer, después de estornudar o sonarse, al tocar a un animal, después de estar con una persona enferma, etc.), cubrirse al estornudar o toser, no compartir utensilios o toallas, evitar el contacto directo con los utensilios de otras personas, seguir los protocolos para evitar toxiinfecciones (separar alimentos crudos de cocinados, no romper la cadena de frío, no descongelar a temperatura ambiente, cocinar bien los alimentos, etc.).

  • Descansar más y liberarte de tensiones

Aunque se están llevando a cabo muchos estudios relacionando la falta de descanso y el estrés con la afectación del sistema inmune, lo cierto es que tenemos poca información al respecto. Sin embargo, sí sabemos que un buen descanso y la reducción de agentes estresores garantizan un aumento de la sensación de bienestar y, consecuentemente, también inciden de forma favorable sobre nuestro estado de salud.

  • Acudir a los controles médicos establecidos

Es importante hacer las revisiones pertinentes, así como seguir las recomendaciones médicas adaptadas a nuestra edad y grupo de riesgo. De esta forma, sumamos un tanto en pro de la prevención y podremos asegurarnos, además, que tenemos todas las vacunas al día y que nuestra salud se mantiene en perfecto estado. Recuerda: las vacunas salvan vidas.

vacunas sistema inmunitario

  • Empezar a comer mejor

Una alimentación adecuada nos provee de todos los nutrientes necesarios para gozar de una buena salud. Por ello, es importante darle importancia a la cesta de la compra y las técnicas culinarias, reflejo de lo que encontraremos en nuestro plato. Potenciar el consumo de un solo alimento no mejorará nuestras defensas, pero el conjunto de una dieta saludable sí incidirá sobre el correcto mantenimiento de nuestra salud.

  • Hacer ejercicio, a diario

Puede que el ejercicio físico no pueda subir las defensas de forma mágica pero sí ayuda a mantener y mejorar la salud cardiovascular, controlar el peso, fortalecer el sistema musculoesquelético, reducir la tensión arterial y protegernos frente a toda una serie de dolencias que pueden desencadenarse a causa del sedentarismo. Así pues, es una buena forma de mantenernos saludables y de “darle vidilla” a nuestras células inmunes, que podrán hacer su trabajo de forma más eficiente gracias a la mejora de la circulación sanguínea que lograremos con la actividad física.

  • Apostar por la lactancia materna

Amamantar no solo proporciona una nutrición óptima al bebé sino que, además, también incide de forma favorable sobre el sistema inmunológico y la salud a largo plazo. Dar el pecho proporciona anticuerpos al pequeño y estimula el desarrollo del propio sistema inmune (gracias a la inmunoglobulina A), reduciendo así la predisposición a sufrir enfermedades e infecciones. La matrona o grupo de lactancia te brindarán la información y el apoyo necesarios para que logres establecer y mantener la lactancia materna de forma exitosa.

Falsos mitos sobre los probióticos

Una vez introducido el tema de los probióticos en el anterior post, creo, desde mi humilde opinión, que ha llegado la hora de desterrar algunos falsos mitos sobre ellos, que incluso algunos profesionales sanitarios creen que son verdad:

  • Primer mito: Es igual que un probiótico que otro: FALSO.

Los probióticos se categorizan por género y especie usando una clasificación consensuada por la clase científica, con una designación alfanumérica para  identificar un probiótico determinado hasta el nivel de cepa. Por ejemplo, con la cepa Lactobacillus rhamnosus VES001, el género es Lactobacillus, la especie es rhamnosus, y la designación de la cepa es VES001.  Mantener la designación de la cepa es importante, ya que cepas de la misma especie pueden tener efectos diferentes.

Te dejo un ejemplo simplista, pero muy gráfico: imagínate que un pastor de ovejas necesita un perro que le ayude a cuidarlas: ¿Qué perro crees que elegirá? ¿Un pastor vasco o un pitbull? Ambos son perros, pero son diferentes y no sirven para lo mismo. Pues algo similar pasa con los probióticos. Los efectos descritos sólo se pueden  atribuir a la cepa o las cepas estudiadas, y no a la especie o a todo el grupo de probióticos.

falsos mitos sobre los probióticos

  • Segundo mito: A más dosis de probiótico mejor: FALSO.

Las dosis recomendadas varían en función de la cepa, por lo que no es posible determinar una “dosis general” para probióticos; la dosis utilizada en la práctica clínica debería estar basada en estudios humanos que soporten el beneficio de la salud reivindicado[1]. Algo similar ocurre con los medicamentos: un principio activo tiene un efecto a una dosis determinada para lo cual se han hecho estudios que han demostrado que a esas dosis produce un efecto determinado.

  • Tercer mito: A más especies de probióticos que tenga una marca mejor: FALSO.

Los productos pueden contener una o más cepas probióticas. Si contienen varias especies y/o cepas y juntas han demostrado que tienen efectos beneficiosos, muy bien; pero si no es así, es mejor fiarse de aquel producto que aunque sólo sea con un cepa haya demostrado el efecto que reivindica. De nuevo el ejemplo de los medicamentos puede ser ilustrativo; si para el dolor de cabeza se utiliza el ibuprofeno y así se ha demostrado, no es necesario un cóctel de varios principios activos para quitar el citado dolor de cabeza.

Considero que estos son los principales falsos mitos que conviene aclarar, con el fin de que el consejo farmacéutico y médico sobre el uso de probióticos contribuya a mejorar la salud digestiva de las personas.



[1] Guarner F, Khan AG, Garisch J, et al. World gastroenterology organisation global guidelines: probiotics and prebiotics, October 2011. J Clin Gastroenterol. 2012;46(6):468-481.

Conoce más sobre los probióticos y sus efectos beneficiosos

En los anteriores post sobre flora intestinal os contaba en qué situaciones se podía alterar y cómo eso podía tener repercusiones en nuestra salud y calidad de vida.

Hoy paso a comentaros que el mantenimiento de la flora intestinal depende de una alimentación adecuada y un estilo de vida sano. Además, la incorporación de probióticos y prebióticos (de estos últimos hablaremos en el siguiente post)  a tus hábitos de vida es una medida de prevención que ayuda a mejorar, restaurar y mantener nuestra flora intestinal.

Pero, ¿qué son los probióticos? Seguro que has oído hablar de ellos.

Los probióticos son microrganismos vivos que administrados en cantidades adecuadas ejercen un beneficio en quien los consume. Se encuentran en alimentos fermentados como en yogures o el kéfir pero también en complementos alimenticios dispensados en la farmacia. Para que un probiótico sea considerado de calidad debería ser capaz no sólo de sobrevivir al paso por el aparato digestivo, sino también de proliferar y colonizar en el intestino. Esto significa que deberían ser resistentes a los jugos gástricos y poder crecer en presencia de bilis, en las condiciones existentes en el intestino, o ser consumidos en un alimento que, actuando como vehículo, les permita sobrevivir al paso por el estómago y a la exposición a los jugos pancreáticos.

qué son los probióticosLos probióticos más utilizados se  clasifican fundamentalmente en dos géneros, Lactobacillus y Bifidobacterium.

Además, deben ser resistentes a los procesos de fabricación como viabilidad durante el proceso de producción y de conservación durante su periodo de almacenamiento y transporte.

Su mecanismo de acción es muy curioso ya que se ha demostrado que producen sustancias que actúan de manera directa contra las demás bacterias perniciosas, disputándoles la conquista de las paredes intestinales para implantarse allí y multiplicarse.

También pueden producir sustancias con capacidad bactericida como las bacteriocinas y tienen un efecto positivo sobre el sistema inmune porque le ayudan de forma indirecta a la producción de células defensivas.

Los probióticos son útiles en las siguientes situaciones, ya que mejoran y, en muchos casos, previenen los síntomas de:

  • Estreñimiento
  • Diarrea
  • Infecciones víricas y/o bacterianas
  • Debilidad del sistema inmune
  • Diarrea del viajero
  • Hinchazón de estómago
  • Gases
  • Síntomas de alergia
  • Obesidad
  • Enfermedad celiaca
  • Intestino irritable
  • Enfermedad inflamatoria intestinal (Chron y colitis ulcerosa)

A continuación, te facilito en este link la guía mundial de probióticos de la Asociación Mundial de Gastroenterología (WGO, por sus siglas en inglés) y que, bajo el auspicio de la OMS (Organización Mundial de la Salud), resume qué es la flora intestinal y cómo los probióticos pueden ayudar en diferentes situaciones tanto en adultos y niños.

Las funciones de la flora intestinal

Tras explicar hace unos días qué es, en en el post de hoy os voy a contar algunas de las funciones esenciales de la flora intestinal para nuestra salud y bienestar.

Las funciones de la flora se pueden dividir en tres grandes grupos:

  1. Síntesis o fabricación de vitaminas y otras sustancias necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
  2. Función protectora frente a ataques externos.
  3. Aumento de las defensas de nuestro organismo.

En cuanto a la síntesis o fabricación de vitaminas y otras sustancias necesarias para el correcto funcionamiento de nuestro organismo, podemos decir que la flora intestinal es capaz de fabricar algunas vitaminas como las del grupo B (fundamentalmente B12, biotina, ácido fólico y pantoténico), además de la vitamina K.

funciones de la flora intestinal

También produce ácidos grasos de cadena corta como el acetato, butirato y propionato, que funcionan como fuente energética para las células. Este proceso favorece la absorción de calcio y hierro en el colon.

Además, se han visto efectos favorecedores del movimiento intestinal y su función de absorción de agua, y la regulación hepática de lípidos y azúcares.

La función protectora frente a ataques externos se refiere a que la flora normal del intestino tiene la capacidad de impedir la implantación de bacterias patógenas, que son las causantes de muchas infecciones y enfermedades. Esta función se conoce como “efecto barrera” y existen diferentes mecanismos para que se produzca:

Reconocimiento de especies diferentes.

  • Competición por el mismo nutriente o por el mismo nicho ecológico.
  • Producción de sustancias tóxicas con efecto antimicrobiano (bacteriocinas) que inhiban el crecimiento de otras bacterias.
  • Consumo de un microbio más pequeño (predación) o de mayor tamaño (parasitismo).

 En cuanto al aumento de las defensas de nuestro organismo, hay que recordar que, como dijimos en el primer post, la mayor parte de los microrganismos beneficiosos se encuentran en el aparato digestivo, fundamentalmente en el colon. Es importante saber que nuestro sistema digestivo tiene una superficie de 300 metros cuadrados, similar a una pista de tenis. Es el órgano más en contacto con el exterior y por lo tanto el más susceptible de ser atacado por agresiones externas. De hecho la mayoría de nuestras defensas se encuentran en esta zona para protegernos.

Una de las herramientas de defensa son los componentes de la flora intestinal. Si recuerdas, en el anterior post comentaba que los mamíferos criados sin flora no desarrollan su sistema inmune con normalidad. En este sentido, debes saber que nuestra flora intestinal contribuye a:

  •  Reforzar nuestras defensas frente a bacterias y virus.
  • Protegernos frente a diarreas por tratamientos antibióticos.
  • Protegernos frente a otras enfermedades digestivas e incluso alteraciones alimentarias.

Por lo tanto, como ves, el mantenimiento de nuestra flora intestinal es clave para mantener una buena salud y un buen sistema inmunitario.

 

Referencias

  1. 1.     Guarner F. Nutr Hosp. 2007;22(Supl. 2):14-9
  2. 2.     Ouwehand AC, Vaughan EE, editors. Gastrointestinal microbiology. New York : Informa Healthcare; 2006.
  3. 3.     Montalto M, D.Onofrio F, et al.Dig Liver Dis suppl. 2009 Jul; 3(2): 30-4
  4. 4.     Savage DC. Mucosal microbiota. In: Mestecky J, Lamm ME, Strober W, editors. Mucosal immunology. 3rd ed. Burlington, MA : Elsevier; 2005, p. 19-33.
  5. 5.     Guarner F, Malagelada JR. Lancet, 2003.
  6. 6.     Falk PG et al. Microbiol Mol Biol Rev 1998;62:1157-70.
  7. 7.     Lievin V et alGut. 2000;47:646-52.