A las puertas de la Navidad, quiero desearos unas felices fiestas, pero pediros también que, durante las próximas semanas, no perdáis de vista vuestra salud.
A menudo, el 7 de enero se repite la misma escena en los hogares españoles: unos pantalones que aprietan demasiado o la báscula bajo nuestros pies mostrándonos sin piedad que nos hemos vuelto a pasar con el turrón, las copas y el roscón.
Cuídate, también en Navidad
Pero mantenerse en forma en Navidad no solo no es misión imposible, sino que se trata de una necesidad: los excesos que cometemos en esta época del año pueden pasar factura a nuestra salud, además de a nuestra figura. Hay que tener en cuenta que, a estos excesos nutricionales, se suma el abandono de los hábitos saludables que sí seguimos a lo largo del año. Por ejemplo, tendemos a interrumpir nuestra rutina deportiva y de actividad física, fundamental para mantener nuestro peso a raya. También es habitual que fumemos y consumamos más alcohol.
Por eso, el mejor regalo que podemos hacernos a nosotros mismos en esta época del año es seguir cuidándonos. Lo creamos o no, las secuelas en nuestro organismo de los excesos navideños pueden ser notables.
En unas pocas semanas, puede producirse un aumento del colesterol, del azúcar y del ácido úrico, una subida de la tensión arterial, mayor retención de líquidos y un aumento de peso y de la grasa corporal.
La consecuencia de todo ello es, principalmente, un mayor riesgo cardiovascular, así como de padecer sobrepeso y obesidad. Estos, a su vez, aumentan la posibilidad de desarrollar enfermedades asociadas como la diabetes o la hipertensión.
Buenos hábitos en Navidad
Por este motivo, necesitamos aprender a disfrutar de las fiestas con cabeza, además de con estómago: en primer lugar, podemos decantarnos por menús que sean a la vez ricos y saludables. Un buen ejemplo son los que se basan en pescados y mariscos al horno, así como los que contienen entrantes y guarniciones compuestos por verduras y hortalizas. Hay muchas opciones de menús saludables que lucirán tu mesa de Navidad.
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Otro buen hábito es poner en la mesa, junto a la copa de vino o cava, un vaso de agua. Beberla durante la comida nos hidratará y saciará al mismo tiempo.
Y hemos de vencer también la tentación de repetir postre; por otra parte, entre comidas, no se te ocurra dejar los turrones y polvorones a la vista.
Recuerda también que la báscula es tu aliada, no tu enemiga. No debes obsesionarte con ella ni pesarte todos los días, pero sí controlar tu peso de manera periódica a lo largo de las fiestas. Un aumento demasiado repentino debería servir de señal de alarma.
Suma pasos a tu salud
Otra buena idea es salir a pasear tranquilamente con tus familiares y amigos después de las comidas. Además de hacer mejor la digestión, estaréis realizando actividad física, tomando aire fresco y pasando un rato muy agradable. Recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda practicar al menos treinta minutos diarios de ejercicio físico. No los aparques en Navidad.