Hoy, 17 de mayo, es el Día Mundial de la Hipertensión. Cuando se hace un “día mundial” de algo, es que ese algo no va bien. Y si encima, el Día Mundial de la Salud, celebrado el pasado 7 de abril, se dedicó a esta enfermedad, podemos decir que la hipertensión es un problema a tener muy en cuenta. De hecho, es la enfermedad del corazón más frecuente en nuestro país. Uno de cada tres adultos la padece y a partir de los 65 años, esta cifra aumenta a 7 de cada 10.
Uno de los mayores peligros de esta enfermedad es que no presenta síntomas, por eso se le conoce como silenciosa; y es que no nos avisa: cerca del 30% de personas que son hipertensas no lo saben. Desconocer este hecho es un peligro por los riesgos que puede llegar a implicar para una persona que la padezca. Por eso es importante controlar de forma periódica nuestros niveles de tensión arterial en la farmacia y/o en el médico.
La hipertensión se define por tener unos niveles de 14 o superiores para la presión sistólica o alta y por debajo de 9 para la presión diastólica o baja. Ten en cuenta que esta enfermedad puede afectar a cualquier persona, siendo más frecuente en varones mayores de 55 años y en mujeres a partir de los 65. Otros factores de riesgo son: el tabaco, el colesterol, la diabetes, la obesidad, la falta de ejercicio físico regular y el estrés.
Te dejo el link a una muy recomendable página de la Sociedad Española de Hipertensión donde podrás encontrar mucha e interesante información para que todos nos concienciemos mejor sobre esta enfermedad: http://www.clubdelhipertenso.es/
Por mi parte, me gustaría dejarte unas útiles recomendaciones para controlar los niveles de tensión arterial
Decálogo de consejos frente a la hipertensión:
- Vigilar nuestros niveles de tensión: sobre todo si tenemos antecedentes familiares de hipertensión.
- Controlar el peso: en algunos casos, una reducción de peso controlada es beneficiosa para equilibrar los niveles de tensión.
- Moderar el consumo de alcohol y café: más de dos o tres tazas de café diarias o más de dos vasos de vino al día no son recomendables.
- Reducir la sal en las comidas: la sal incrementa la tensión, por lo que no hay que abusar de ella. Podemos sustituirla por apio o hierbas aromáticas para no restar sabor a nuestras comidas.
- Hacer ejercicio físico moderado y regular: hay que evitar el sedentarismo, por ejemplo, caminando entre media hora y una hora diaria o con otro tipo de actividades aeróbicas como el baile, el aerobic, el ciclismo en días alternos y de acuerdo a las posibilidades reales de cada uno.
- Evitar las grasas de origen animal: mejor incorporar alimentos de origen vegetal
- Huir del tabaco: hay que evitar fumar, así como ser fumador pasivo.
- Cocinar más sano: es importante prestar especial atención al modo de preparar la comida, ya que es preferible cocinar los alimentos al vapor, al horno o a la plancha, y evitar las frituras y las salsas.
- Seguir una dieta rica en potasio, magnesio y calcio: el potasio y los péptidos lácteos han demostrado su efectividad a la hora de regular los niveles de tensión.
- Consultar con el farmacéutico acerca de soluciones nutricionales: cuando la dieta no nos garantice el aporte necesario de los anteriores nutrientes, puede ser necesario complementarla mediante complementos alimenticios que contengan estos ingredientes activos.
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