Muchas veces, cuando llegamos a la última comida del día, tras una jornada agotadora, tenemos la tentación de saltárnosla, de comer poco o a veces justo lo contario: darnos un atracón porque llevamos desde las tres de la tarde sin comer nada.
En primer lugar, te diré que saltarse la cena no es una buena idea. Es mejor cenar algo ligero que no cenar. Si no cenas, es posible que a media noche te despiertes con una sensación pavorosa de hambre. Recuerda que en varias entradas de este blog hemos hablado de comer cinco veces al día. La cena es la quinta, y si durante el día hemos comido de forma equilibrada y el número de veces recomendado, llegaremos a la cena sin esa sensación de hambre.
Recuerda que para dormir, lo menos aconsejable es comer mucho. Las cenas tienen que ser ligeras y fáciles de digerir. Además, debemos tomar esta última comida a una hora temprana, por ejemplo hacia las 8 ó 9 de la noche.
En tu cena puedes incluir algún tipo de pescado o de carne sin grasa como el pollo, el conejo o el pavo. Las verduras también son una buena opción si las tomas frescas o cocinadas a la plancha, igual que las ensaladas, éstas bien aliñadas con aceite de oliva. En el postre puedes incluir una fruta o un lácteo desnatado.
Y por supuesto, no tomes bebidas alcohólicas por la noche, sobre todo combinados, porque tendrás un sueño muy ligero y poco reparador y al día siguiente te encontrarás más cansado
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