Los expertos en nutrición recomiendan comer cinco veces al día: desayuno, almuerzo a media mañana, comida, merienda y cena. Una pauta sobre la que muchos pueden pensar: si me paso todo el día comiendo, ¿no engordaré? Pues no. Ten en cuenta que si dejamos pasar mucho tiempo entre comida y comida, nuestra hambre aumentará, igual que nuestra ansiedad, cada vez más intensa, lo que nos llevará a comer compulsivamente una vez volvamos a alimentarnos.
Esta forma de comer compulsivamente es la menos acertada, ya que ingeriremos grandes cantidades de alimento sin darnos cuenta. Nuestro cerebro no detecta que estamos saciados hasta pasados al menos 15 minutos desde que hemos empezado a comer. En este tiempo habremos ingerido mucho alimento con la intención de saciar esa hambre que traíamos. De esta manera, si repartimos las comidas a lo largo del día ingeriremos a la larga menos cantidad de alimento y no pasaremos hambre.
Pero no solamente pasar hambre entre horas no es bueno, sino que también provocará que nuestro cuerpo acumule más cantidad de grasa, ya que el hambre es síntoma de falta de alimento para continuar con nuestra actividad. Para evitar que esta falta vuelva a tener lugar, el cuerpo guardará reservas, dado que nuestro metabolismo se adapta a nuestros hábitos. Si el organismo no recibe el combustible que necesita de los alimentos lo cogerá de las reservas, y por eso, cuando volvamos a comer, guardará para futuros periodos de necesidad.
Así pues, comiendo cinco veces al día conseguiremos tener menos apetito, ingeriremos menos calorías, aumentaremos el consumo energético, no acumularemos grasas y escaparemos del picoteo entre horas, de forma que evitaremos el sobrepeso y la obesidad.
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