Si hace unas semanas conocimos a fondo la vitamina A, hoy descubriremos la C, también conocida como ácido ascórbico. Se trata de un micronutriente fundamental por su función antioxidante y desintoxicante, así como por su papel en la formación del colágeno. A diferencia de la vitamina A, es hidrosoluble, lo que quiere decir que, al disolverse con facilidad en el agua y eliminarse con la orina, no queda almacenada en nuestro organismo.
Por este motivo, es fundamental que nuestra dieta garantice un aporte regular y suficiente de esta vitamina, presente en diversos alimentos de origen animal y vegetal. Por ejemplo, la podamos encontrar en la leche, así como en los cítricos como la mandarina y el kiwi, los frutos del bosque y las verduras frescas, especialmente las patatas, el brócoli y los pimientos. A veces, incluso, lo encontraremos añadido como conservante (E300 y E304) en alimentos como el pan y algunos aceites y carnes.
También es importante saber que la vitamina C es muy sensible a la luz, la temperatura y el oxígeno, por lo que puede perderse en las verduras durante el proceso de cocción. Por este motivo, deberíamos consumirlas frescas con toda la frecuencia que podamos.
Por eso es tan importante proveer a nuestro organismo de cantidades regulares de vitamina C. En concreto, la ingesta diaria recomendada por los nutricionistas es de 30 a 45 miligramos en niños, de 60 miligramos en adultos, de 70 en ancianos y de 80 y 100 miligramos durante el embarazo y la lactancia respectivamente.
Como hemos dicho, la vitamina C contribuye a la formación del colágeno, proteína necesaria para la formación de músculos y huesos, así como a la cicatrización de heridas.
Influye también en la formación de la hemoglobina, una proteína presente en los glóbulos rojos que transporta el oxígeno a los tejidos, y favorece la absorción del hierro procedente de los alimentos de origen vegetal en el intestino.
También ayuda al correcto desarrollo de la fuerza muscular y, gracias a sus propiedades antioxidantes, juega un importante papel en la prevención de las cataratas, algunos tipos de cáncer y otras enfermedades degenerativas.
Es decir, se trata de un micronutriente fundamental para nuestro bienestar. Su déficit suele producir irritación, cansancio y dolor en las articulaciones.
Sobre todo, deben asegurarse de que toman suficiente vitamina C los fumadores, que corren especial riesgo de sufrir carencias de este micronutriente, al igual que las personas que ya sufren déficit de otras vitaminas.
Fotos: Pixabay (mandarinas, brocoli, pimientos)
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