Alimentos con propiedades “fotoprotectoras”

Nuestro compañero de Cinfa Antonio Brusau nos habla sobre la alimentación antioxidante para protegernos de los efectos nocivos de la exposición solar.

El cáncer de piel es una enfermedad neoplásica que se caracteriza por la afección en la piel. Existen tres tipos: cáncer de células escamosas, cáncer de células basales, y melanoma; siendo este último el menos común pero el más agresivo.

El principal factor de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel es la radiación ultravioleta descontrolada, práctica muy común en los meses de verano. Los rayos ultravioletas, cuando inciden sobre la superficie de la piel producen radicales libres y estos causan un deterioro y envejecimiento de la piel, y cuando se acumulan excesivamente pueden producir cáncer de piel.

Además de este factor de riesgo, destacan otros como el tabaco, el alcohol, el estrés, la contaminación ambiental, el sedentarismo y una alimentación inadecuada.

fotoprotección

Una de las estrategia para prevenir la aparición del cáncer de piel es ayudar al organismo a eliminar el exceso de radicales libres generados y una forma muy saludable de llevarlo a cabo es mediante la alimentación.

Los antioxidantes bloquean el efecto negativo de los radicales libres y ayudan a eliminarlos. Alimentos con alto contenido en antioxidantes son la fruta, las legumbres, las verduras, hortalizas, frutos secos y cereales integrales.

cereales frutos secos

También, la vitamina E, contenida en aceites; la vitamina D, en pescados; la vitamina A, presente mayoritariamente en huevos, carne y leche; y los carotenoides son poderosos antioxidantes muy beneficiosos para nuestro organismo. Por eso es importante conocer qué alimentos nos ofrecen estos micronutrientes.

Otros antioxidantes que debemos incluir en nuestra dieta son los polifenoles, proantocinidinas, carotenos, licopeno y proteínas que contengan selenio, hierro, cobre o zinc. Alimentos que contienen estos antioxidantes, por los que se recomienda el consumo moderado de estos son el té verde, café y vino

Además, los ácido grasos insaturados como el oleico (presente en el aceite de oliva y aguacate), el linoleico y linolénico (abundantes en los aceites de semillas – girasol, soja, maíz, etc; frutos secos oleaginosos – nueces, almendras, avellanas, pistachos, etc; y el pescado azul) contribuyen a un buen estado de la piel. Por lo que también se pueden considerar alimentos que previenen del cáncer de piel.

aguacate

Dietas variadas y sanas, que incluyan una rica fuente de antioxidantes como los anteriormente citados, son muy beneficiosas para nuestro organismo ya que ejercen un efecto “fotoprotector” natural frente a los problemas solares en la piel. Estas dietas, cuyo ejemplo más práctico es la dieta mediterránea, están cogiendo mucha importancia y fama ya que en la actualidad se maltrata en exceso a la piel con altas y peligrosas exposiciones al sol.

Y por supuesto es fundamental recordar otras medidas protectoras de la piel.

Fuentes:

http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0738081X1000057X

http://www.hindawi.com/journals/omcl/2014/860479/

http://online.liebertpub.com/doi/abs/10.1089/cbr.2014.1647

http://www.cancer.gov/espanol/cancer/causas-prevencion/riesgo/dieta/hoja-informativa-antioxidantes

 

Alimenta tu bronceado

Vacaciones, playa, mar, chiringuito… y ¡sol! Cada año durante muchos meses estamos esperando a que llegue el verano, una época en la que pasamos mucho más tiempo al aire libre, tomando el sol o haciendo múltiples actividades al aire libre.

Tomar el sol de forma adecuada es sano ya que, entre oros beneficios, ayuda a formar la vitamina D necesaria para tener unos huesos más fuertes, mejora el ánimo y empuja a hacer ejercicio y por tanto, a cuidar nuestra salud. Pero no es oro todo lo que reluce, ya que, según la Asociación para el Autocuidado de la Salud (ANEFP), cada año se diagnostican en España más de 50 mil casos de cáncer de piel. De ellos, más de tres mil corresponden al melanoma que es la forma más grave y agresiva de este tipo de tumores.alimenta tu bronceado

El sol es bueno y hay que tomarlo con precaución. Para ayudarte a ponerte moreno, existen alimentos que favorecen el bronceado y que a su vez son muy buenos para nuestra salud. Se trata de frutas y verduras ricas no sólo en vitaminas y minerales sino también en otras sustancias de las que seguro has oído hablar: los famosos antioxidantes. Éstos ayudan a combatir contra los radicales libres que proceden de los rayos ultravioleta responsables del envejecimiento de la piel.

Entre los nutrientes que nos ayudan a ponernos morenos se encuentran los betacarotenos y las vitaminas A, C, E y también el omega-3. También existen polifenoles y otros antioxidantes como la granada, que resultan muy recomendables en esta época del año.

Los betacarotenos son precursores de la vitamina A y los puedes encontrar en alimentos de color amarillo, naranja y rojizo como la zanahoria, el melocotón, el mango, el albaricoque, la papaya, el melón o el tomate.

La Vitamina A está presente en alimentos de origen animal la yema de huevo o los lácteos. Por su parte, las vitaminas C y E son beneficiosas por su acción antioxidante, cicatrizante y por facilitar la síntesis del colágeno.

Los ácidos grasos omega-3 protegen nuestra piel de la deshidratación al evitar que ésta pierda una cantidad excesiva de agua, también son agentes antiinflamatorios que alivian las lesiones cutáneas. Están en los pescados azules como el atún, la caballa, el salmón o las sardinas.

Todos estos nutrientes también están en cereales, legumbres, pescados y en el aceite de oliva virgen extra.

Por otro lado, según la Asociación para el Autocuidado de la salud, uno de cada cuatro españoles no sabe protegerse del sol, por lo que aquí os dejamos unos consejos básicos para tomar el sol de forma saludable

  1. El bronceado debe ser progresivo, teniendo especial cuidado durante los primeros días para evitar rojeces y quemaduras.
  2. Evita el uso de colonias o perfumes antes de exponerte al sol. El alcohol que contienen puede hacer que aparezcan manchas en tu piel.
  3. La nuca, las ingles, los lóbulos de las orejas o los labios son zonas muy vulnerables a los efectos del sol, ponles protector solar. Por eso, hay que proteger el cuerpo y la cabeza con ropa holgada y un sombrero.
  4. Utilizar fotoprotectores avalados científicamente que protejan frente a la radiación UVA, UVB e IR-A. Dependiendo del tipo de piel, se debe aplicar un fotoprotector con factor de protección igual o superior a 30. Sólo algunos fotoprotectores incluyen activos que combaten también los efectos nocivos de la radiación infrarroja A.
  5. Utilizar correctamente los fotoprotectores. Es necesario aplicarlos media hora antes de antes de tomar el sol y reaplicar cada dos horas y tras el baño. Una vez abierto el envase, se deberán usar en el periodo indicado para que no pierdan su eficacia.
  6. Consultar los índices ultravioleta e infrarrojos. Antes de la exposición al sol, se recomienda informarse de estos niveles a través de canales como la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
  7. Evitar la exposición solar en las horas centrales del día, entre las 12 de la mañana y las 4 de la tarde.
  8. Utilizar gafas de sol para evitar los daños oculares. Es necesario que las gafas tengan una protección del 100% frente a los rayos UV, así como el certificado de haber superado todos los controles de la Unión Europea.
  9. La sombra, una buena aliada. No obstante, las sombrillas, toldos y árboles no protegen totalmente contra la radiación solar, por lo que será igualmente necesario aplicarse protección.
  10. Extremar las precauciones en cualquier actividad al aire libre. Las radiaciones solares se reflejan en entornos con nieve (80%), arena (25%) y agua o hierba (10%), lo que provoca que aumenten sus efectos al incidir directamente sobre la piel. En estos casos, se deben emplear fotoprotectores con factores más altos.La regla básica que no debemos olvidar es ‘Protegerse todo el año’. Aunque en verano hay más horas de luz y aumentan los niveles de radiación solar, los efectos del sol están presentes los 365 días del año, incluso en invierno, cuando hay menos luz solar o está nublado.