En verano cobra mucha importancia la ingesta de alimentos ricos en vitamina C.
Si durante los meses de frío, esta vitamina es sumamente importante por sus beneficios para el sistema inmunitario, y sus propiedades para prevenir y curar catarros y resfriados, ahora nos interesa, además, su aporte en antioxidantes.
Además, la vitamina C es esencial para que nuestro organismo pueda cumplir funciones como la síntesis del colágeno, esencial para fortalecer los tejidos que forman tendones, músculos, huesos o dientes y encías.
La vitamina C también facilita la absorción del hierro, por lo que resulta imprescindible en casos de anemia, por ejemplo.
Nuestro organismo no sintetiza la vitamina C por lo que debemos suministrársela a través de los alimentos y tampoco es capaz de acumularla, por lo que el aporte debe ser constante.
En verano, cuando la piel está expuesta a la radiación solar, un correcto aporte de vitamina C, puede ayudarnos a combatir el efecto de los radicales libres en la piel.
Pero además, como hemos dicho, esta vitamina estimula la síntesis de colágeno en la piel a nivel de la dermis, con lo que ayuda a prevenir o a atenuar el descolgamiento y a mejorar la firmeza de la piel.
Otra de las ventajas que tiene la vitamina C para cuidar la piel en los meses de verano es que tiene ciertas propiedades despigmentantes que aportan luminosidad y uniformidad del tono de la piel.
Tradicionalmente al pensar en fuentes de vitamina C, pensábamos en cítricos como la naranja o el limón, sin embargo, no son estos los alimentos que aportan una mayor concentración.
Estos son algunos ejemplos:
* Los pimientos son una gran fuente de vitamina C.
Pueden aportar más del doble que una naranja si se toman asados e incluso el tripe si se toman crudos.
* El kiwi es una fruta con muchos beneficios que es, además, muy rica en vitamina C (100 gramos de kiwi aportan 100 mg de vitamina C).
* El brócoli es otra verdura que nos aporta, si se consume cocido, 90 mg de vitamina C (por cada 100 gr) y si se consume crudo, hasta 110 mg.
* Las fresas, las patatas, el perejil o frutos como la acerola (de la que se ha descubierto que puede aportar 20 veces más vitamina C que una naranja) serían otros de los muchos alimentos que nos aportan esta vitamina tan esencial para nuestro organismo.
Lo importante es aprovechar la riqueza de nuestra dieta mediterránea para aportar, a través de una dieta correcta y equilibrada, la vitamina C que nuestro organismo necesita.