Una de las grandes ventajas del verano es la oportunidad de disfrutar del agua: bañarnos en la playa, nadar en la piscina, practicar toda clase de deportes acuáticos… Pero estas actividades de las que tanto disfrutamos pueden pasarnos factura, si no tomamos algunas precauciones. En el caso de las mujeres, por ejemplo, es importantísimo prevenir las cistitis, sobre todo aquellas que tienden a sufrirlas varias veces a lo largo del año.
Pero, ¿qué es la cistitis?
La cistitis es un tipo de infección que afecta al sistema urinario, concretamente, a la vejiga. Es una de las más frecuentes en el ser humano y la segunda más común en nuestro país, solo por detrás de la respiratoria.
La responsable de gran parte de los casos -nada menos que aproximadamente un 75%- es una sola especie de bacteria, llamada E. Coli. Este microorganismo, que se encuentra en nuestro intestino, puede colonizar la piel que rodea a la uretra y acceder a la vejiga, a cuyas paredes se adhiere mediante una especie de filamentos o “pelos” (fimbrias) que tiene alrededor del cuerpo.
Además de provocar lesiones, esta bacteria libera unas toxinas que son las que producen los síntomas habituales de una cistitis: presión en la parte inferior de la pelvis, dolor o escozor al orinar, orina turbias o acompañadas de sangre. Otro de los síntomas más característicos es la necesidad frecuente y/o urgente de ir al baño, para luego apenas poder miccionar. Puede aparecer febrícula.
Si bien es cierto que los anteriores síntomas no suelen ser graves, sí pueden resultan muy molestos. Además, el dolor puede llegar a ser muy intenso.
¿Quién puede tener infección de orina?
Entre los factores de riesgo, destacan la edad -es más frecuente de los 17 a los 50 años, el sexo –afecta en estas edades más a mujeres que a hombres, aunque luego las diferencias se igualan con la edad- la falta de higiene, el embarazo, la predisposición genética y posibles obstrucciones u otros problemas urinarios. Pero también la época del año influye enormemente: en verano, los casos de cistitis se elevan de modo considerable, ya que la humedad posterior a los baños en playas y en piscinas, y el calor facilitan la proliferación de los patógenos que la producen.
Se calcula que aproximadamente cuatro de cada diez mujeres padecen alguna vez infección de orina a lo largo de su vida. Y, de ellas, del 20% al 30% se presentan como casos de cistitis recurrente, con tres o más infecciones en el plazo de un año. Es decir, una vez se ha padecido esta infección, no es raro que regrese.
El arándano rojo, posible aliado contra la cistitis
La buena noticia es que la cistitis leve suele poder curarse por sí sola. De no ser así, o presentar sintomatología importante, es necesario acudir al médico de cabecera, que valorará la necesidad de prescribir un antibiótico. Pero, como digo, ha de ser el médico quien nos lo recete, pues el abuso de este medicamento puede provocar la inmunización progresiva de las bacterias, de manera que estas se hagan cada vez más resistentes al tratamiento.
Por este motivo, vale la pena explorar e implementar otras estrategias que puedan ayudar a prevenir las distintas infecciones.
En el caso de la cistitis, existen investigaciones que sugieren que los arándanos previenen la adhesión de las bacterias (sobre todo la E. Coli) a la vejiga. De esta manera, la bacteria puede ser expulsada con la orina.
Otras estrategias apuntadas por un Documento de Consenso reciente de la Sociedad Española de Urología para la prevención de las infecciones del tracto urinario recurrentes no complicadas son, por un lado las instilaciones vesicales de algunas sustancias- si bien no son bien aceptadas por los pacientes por su vía de administración aunque según estos autores parece ser una alternativa eficaz al uso generalizado de antibióticos- y la inmunoprevención a base de extractos proteicos de bacterias o con probióticos. Se están ampliando cada día conocimientos sobre los mecanismos de acción de las vacunas y su eficacia en estos casos.
Diez consejos para mantener a raya las infecciones de orina
Existen varias recomendaciones que suelen dar los profesionales sanitarios, que si bien no se han estudiado lo suficiente, parece que pueden ayudarnos a mantener a raya las infecciones urinarias. Es recomendable que las sigas, sobre todo ahora, que nos encontramos en pleno verano:
- No permanezcas con el bañador húmedo. En verano, la humedad del traje de baño y la temperatura altas favorecen la proliferación de bacterias, además el cambio de temperatura existente entre el agua y el exterior puede producir a menudo enfriamientos bruscos que afectan al vientre y la zona vaginal.
- Bebe agua, en cantidad suficiente, que puede estar en torno a los dos litros de agua al día. Tomar el líquido necesario te ayudará a eliminar de forma más rápida las bacterias del aparato urinario.
- Procura orinar con frecuencia, no retengas la orina si tienes ganas El crecimiento bacteriano es mayor cuanto más tiempo permanece la orina en la vejiga. Puesto que la manera de eliminar estos microorganismos es expulsándolos con la orina, es recomendable que vayas al servicio cada dos o tres horas, aunque no tengas ganas.
- Combate el estreñimiento. Intenta no posponer la evacuación para que los gérmenes no puedan colonizar los tejidos cercanos al tracto urinario.
- Lava y seca de adelante hacia a atrás. El 80% de las bacterias que provocan infecciones urinarias procede de las heces, por lo que debes evitar el posible contacto con estas. Así mismo, conviene que emplees jabones neutros para la higiene de esta área, ya que son más apropiados para zonas sensibles.
- Ve al servicio antes y después de mantener relaciones sexuales. Estas, según algunas fuentes, incrementan hasta cuarenta veces el riesgo de infección y posibilitan que ciertos microrganismos queden alojados en la uretra. Por ello, es importante que orines sobre todo una vez terminado el acto sexual.
- Escoge la ducha frente al baño. El agua corriente evita la acumulación de bacterias que sí puede darse en una bañera.
- Utiliza ropa interior de algodón y evita prendas ajustadas. Las prendas demasiado estrechas o fabricadas con material sintético pueden hacer que transpires más y, por tanto, que proliferen con mayor facilidad los microbios.
- Reconsidera el uso de los tampones. Los tampones no son aconsejables si las infecciones urinarias aparecen en el periodo premenstrual, ya que pueden favorecer la humedad e impedir la correcta expulsión de las bacterias.