Cuando hablamos de espinacas, es inevitable no recordar los dibujos animados en los que Popeye las tomaba como “fuente de energía instantánea”, y le proporcionaban toda la fuerza y vitalidad que necesitaba para luchar contra sus enemigos.
Aunque, lógicamente, no se trata de un efecto real, sí podemos decir que las espinacas son un alimento capaz de aportar numerosos beneficios a la salud y por ello, no debe faltar en nuestra dieta habitual.
Las espinacas son ricas en agua y pobres en sodio, por lo que, unido a su escaso valor calórico, son indicadas para las personas que siguen regímenes de adelgazamiento y para aquellas que tienden a retener líquidos.
Además, según estudios recientes se ha sabido que el consumo de espinacas está asociado a una disminución de la presión arterial, tras demostrarse que los nitratos inorgánicos, que al entrar en contacto con la boca, producen óxido nítrico, que ejerce como vasodilatador y ayuda a mejorar los niveles de presión arterial.
Se trata de una verdura muy rica en fibra, lo que ayuda a las personas con problemas de estreñimiento, al mejorar el tránsito intestinal, y además, colabora en regular los niveles de glucosa y colesterol en sangre.
Es rica en vitamina A (que ayuda a mantener la salud de la piel, el cabello o las mucosas por ejemplo) y en vitamina K (que ayuda a fijar el calcio en los huesos).
Además aporta minerales como el calcio, manganeso, cobre, magnesio, zinc y fósforo que también colaboran para tener unos huesos fuertes.
Se trata de un verdura muy versátil que se puede incorporar de muchas formas distintas, ya sea crudas en ensalada, cocidas, rehogadas o añadidas a platos de pasta o tortillas por ejemplo.
Fotos: Espinacas, Ensalada espinacas