Ahora que hemos dado por finalizadas las navidades, vamos a fijarnos en un elemento protagonista en estas fechas como acompañamiento a las comidas copiosas: el alcohol. Mucho se habla sobre si es buena o no la ingesta moderada de alcohol. Tanto es así que, incluso en nuestra pirámide nutricional, aparece descrita como beneficiosa y recomendable. Pero hay que tener cuidado al interpretar esta recomendación. Conviene realizarse las siguientes preguntas: ¿Qué es un consumo moderado? ¿Afecta a todo el mundo por igual? ¿Es recomendable tomar aunque sea mínimas cantidades de alcohol?
En primer lugar, se entiende por consumo moderado la ingesta de dos vasos de vino o cerveza al día. Aunque se han documentado beneficios cardiovasculares en cantidades muy bajas y sólo en bebidas alcohólicas fermentadas de baja graduación como vino, cerveza o sidra, es mejor no realizar recomendaciones con carácter general que favorezcan el consumo.
Las bebidas alcohólicas incluyen agua, etanol, cantidades variables de azúcares y nutrientes, y, dependiendo del tipo de bebida, el principal aporte es la energía, ya que cada gramo de alcohol aporta 7 Kcal/g.
En nuestro país todo se celebra con alcohol, incluso algunas penas. Es importante recordar que el alcohol en exceso es responsable de causar serios problemas y daños sociales, mentales y emocionales, como criminalidad, violencia familiar y además, de incrementar el riesgo de sufrir accidentes tráfico, con elevados costes para la sociedad.
Así mismo, su consumo habitual aumenta el riesgo de obesidad, hipertensión arterial, hipertrigliceridemia, enfermedades hepáticas, pancreatitis, gastritis, cáncer orofaríngeo, de esófago y de estómago.
A este respecto, la OMS argumenta que el beneficio del consumo moderado de alcohol sólo se observa en la enfermedad isquémica, no en el resto de enfermedades cardiovasculares; además, añade que su efecto protector no es aplicable a jóvenes y que en personas mayores, el efecto protector del deporte y la dieta equilibrada es mucho mayor que el consumo moderado de alcohol.
Como conclusiones debemos recordar que:
- Las bebidas alcohólicas fermentadas pueden ser consumidas por adultos sanos de manera opcional, moderada y responsable pero:
No sobrepases las dos-tres unidades (una unidad = una copa de vino o un botellín de cerveza) al día en varones, y algo menos (una o una unidad y media) en mujeres.
El consumo abusivo de bebidas con contenido alcohólico puede incrementar el riesgo de enfermedades y de accidentes. Nunca las tomes cuando conduzcas un vehículo, durante el embarazo, la lactancia y, por supuesto, en la infancia.
- En ningún caso se debería promocionar el consumo de bebidas alcohólicas entre la población abstemia argumentando sus potenciales efectos beneficiosos.
- En el caso de personas que toman medicamentos, que padecen enfermedades crónicas o que tienen limitaciones en el consumo de bebidas alcohólicas siempre tenemos la opción de recomendar el consumo de mosto de uva o manzana, cerveza o vino sin alcohol, aguas minerales, infusiones o zumos de frutas naturales.
- En el periodo infantil y juvenil el agua y los zumos naturales serán los elementos prioritarios de hidratación. El consumo de bebidas alcohólicas no es recomendable en periodos de crecimiento y desarrollo.
- Evitar el alcohol, la cafeína, el tabaco y la automedicación durante la lactancia.
- Nunca debemos permitir el consumo de alcohol en los niños.
- Evitar el tabaco y el consumo de bebidas alcohólicas en los ancianos.
Fuentes: Consejos para una alimentación saludable. SENC y SEMFYC. Madrid 2007
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