El cuerpo humano necesita mantenerse hidratado para asegurar su correcto funcionamiento.
Sin embargo, cuando llega el frío, no sentimos la necesidad de beber tanto y ello, puede llevarnos erróneamente a pensar que las necesidades de hidratación disminuyen.
Así que es importante que, a pesar de no tener sed, nos aseguremos de mantener el organismo hidratado cuidando, no solo lo que bebemos, sino también lo que comemos.
Para una insuficiente ingesta de líquidos puede afectar no solo al rendimiento físico sino también al intelectual.
Una pérdida de un 3% del agua corporal es suficiente para empezar a notar los síntomas como dolor de cabeza, piel seca o falta de concentración o memoria.
Para que nos resulte más fácil podemos intentar tomar bebidas calientes cuando necesitemos entrar en calor, como infusiones o caldos.
Además, es recomendable tomar agua no demasiado fría, entre las principales comidas. Si no tenemos demasiada sed, es recomendable establecer algún tipo de recordatorio u obligarnos de alguna forma a beberla.
Si además, consumimos frutas y verduras ricas en agua, estaremos colaborando a mantener la hidratación sin apenas darnos cuenta. Otra opción saludable es tomar zumos naturales de fruta, sobre todo de las más ricas en vitamina C como la naranja, el pomelo o el limón.
Debemos intentar consumir caldos, sopas y evitar que los guisos sean ricos en grasas y sal, para aprovechar las propiedades hidratantes de los mismos.
Es importante tener en cuenta que las bebidas con cafeína tienen propiedades deshidratantes, así que si consumimos alguna, deberemos compensar bebiendo más agua.
Y por último, es importante que hidratemos la piel de forma correcta, con cremas que nos ayuden a protegerla del frío y la mantengan sana y resistente a las bajas temperaturas.
Fotos: Pixabay
Speak Your Mind