La primavera es época de cambios.
Poco a poco, empezamos a despojarnos de la ropa de abrigo y el cuerpo se va acostumbrando a las temperaturas que nos esperan en la época estival.
Por eso debemos empezar a preparar nuestro organismo de cara al verano e ir introduciendo los alimentos que la naturaleza nos ofrece para tal fin.
En lo que a frutas se refiere, contamos con auténticas joyas como las fresas, que comienzan a aparecer en marzo, y que además de un excelente sabor, nos aportan vitamina C, ácido fólico y minerales.
Las fresas además, cuidan nuestra piel y ayudan a evitar la retención de líquidos que suele ir asociada a los primeros días de calor.
Abril nos trae las primeras cerezas, una fruta con un alto contenido en antioxidantes y que son de las pocas frutas que contienen melatonina, por lo que pueden ayudarnos a regular los ciclos de sueño.
Las ciruelas también comienzan a aparecer en el mes de abril.
Se trata de otra fruta que, al igual que las cerezas, posee muy pocas calorías y, en este caso además, ayudan a regular el tránsito intestinal.
Los plátanos están disponibles todo el año pero pueden ser muy beneficiosos en esta época. Contienen potasio, magnesio y betacaroteno. Además aporta ácido fólico, vitaminas del grupo B y C.
Pero la primavera nos trae también excelentes verduras con sabores deliciosos, y grandes beneficios para la salud como las judías verdes, los puerros y están en un momento excelente verduras para ensaladas como la lechuga, zanahoria o cebolla.
Pero además la primavera es una época buenísima para degustar otras verduras, como el calabacín, que están a punto de dejar de ser de temporada.
Como veis toda una variedad de alimentos ricos que además de sus innumerables beneficios, ayudarán al organismo a adaptarse poco a poco a los cambios de estación.
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