Basta poner un pie fuera de casa casa para comprobar la creciente popularidad de un deporte como el running en nuestro país: aquí y allí vemos a mujeres y hombres de todas las edades que, equipados con sus deportivas favoritas, unas mallas y una camiseta, corren a buen ritmo por las calles y parques de la ciudad.
Las estadísticas confirman que el running se está poniendo de moda: según la Encuesta de hábitos deportivos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, un 30,4% de los españoles practicaba este deporte en 2015 frente al 12,9% de 2010. Es decir, el número de personas que se autodefinen como corredores en España casi se ha triplicado en los últimos cinco años.
Y, si acotamos el término ‘corredor’ a aquellas personas que salen al menos dos veces a la semana, el reciente estudio CinfaSalud “Percepción y hábitos de los corredores y corredoras españoles” estima que el 11,9% de la población española practica esta afición, lo que supone más de tres millones de runners en nuestro país.
Otro dato que confirma la fiebre española por este deporte es que el número cantidad de carreras populares que se celebran en nuestro país no para de aumentar: si en 2016 en España se celebraron veintiséis maratones –y muchas otras competiciones menores-, este año nuestro país será escenario de más de treinta. Y la cifra sigue creciendo.
Las claves de la popularización del running son claras. Por una parte, se trata de una disciplina cuya equipación básica –un pantalón de deporte, camiseta y zapatillas de correr– está al alcance de casi todos los bolsillos y cuya práctica no requiere la reserva o alquiler de instalaciones o coordinarse con compañeros o compañeras de equipo.
Ni siquiera es necesario acudir a un gimnasio o centro deportivo para realizarlo y los horarios dependen exclusivamente de los propios corredores: basta con calzarse las deportivas y salir a la calle a correr. Las inclemencias del tiempo tampoco suelen constituir un obstáculo para los aficionados a este deporte, que practican su afición, nunca mejor dicho, contra viento y marea.
Por otra parte, la técnica de la carrera es fácil de asimilar y permite empezar desde cero –unos minutos al día- e ir subiendo de nivel gradualmente. Con un poco de constancia, enseguida llegan los resultados: el aumento de la resistencia física, del tiempo que se corre y de las distancias recorridas constituyen una irresistible motivación para el corredor.
Pero, si bien el running tiene muchos beneficios, también puede implicar riesgos para la salud, sobre todo cuando no se realiza con la preparación adecuada. En este caso, no tardan en sufrirse lesiones u otros problemas de salud como deshidrataciones o desmayos. Por este motivo, es fundamental, como iremos viendo a lo largo de este verano, tomar algunas precauciones como realizar pruebas de esfuerzo, seguir un plan de entrenamiento y cuidar la dieta. Correr sí, pero sin perder la cabeza.
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