Diez consejos para cuidarse en Semana Santa

Una de las tradiciones más arraigadas en nuestro país es la Semana Santa y sus pasos. Se estima que en España, las Hermandades y Cofradías, sin contar las asociaciones devocionales, pueden superar con facilidad el número de 10.000 personas. Suponiendo que aproximadamente el número de hermanos sea de 200 por cada una, estaríamos hablando de cerca de 2.000.000 de personas. Este ejemplo es sólo de carácter informativo, puesto que sólo en Sevilla, las Hermandades del Gran Poder y Macarena llegan a superar los 25.000 hermanos entre las dos y en Toledo, la Cofradía de la Virgen de la Concha, supera los 5.000 hermanos y la del Dulce Nombre de León, cuenta con aproximadamente unos 7.000.

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Foto de Hernán Piñera

Costaleros, nazarenos, penitentes, horquilleros, cofrades, músicos acompañantes de los pasos o incluso público asistente o personal de hostelería; son muchos los colectivos que toman parte en alguno de los actos típicos de estas fechas, con mayor o menor implicación y diferente tipo de esfuerzo. Por ejemplo, los costaleros aguantan gran cantidad de peso, a veces hasta de 100 kilos, especialmente sobre su cuello, siendo la zona cervical y la lumbar las más castigadas. Además, los músculos y rodillas de las piernas se ven afectadas por los esfuerzos repetitivos a la hora de subir y bajar las imágenes.

 

Mientras, los horquilleros tiene su punto débil en la articulación de la clavícula y la cintura escapular, y los músicos suelen resentirse de tensiones musculares en brazos y piernas. Por su parte, nazarenos, cofrades y público en general sufren más en la zona de los pies y piernas con típicos dolores e incluso calambres en los gemelos y los síntomas de piernas cansadas por permanecer mucho tiempo de pie.

 

La preparación del cuerpo días y semanas antes de la fecha señalada ayudará a proteger las zonas más sufridas y evitar un dolor agudo, una lesión concreta o un problema crónico. Es muy importante incorporar una serie de hábitos de salud a nuestra rutina habitual y esforzarnos por no repetir posturas incorrectas, y/o movimientos bruscos. Para ello, una preparación física adecuada y unas medidas de actuación nos ayudarán a pasar una Semana Santa más segura y saludable.

 

10 claves para la Semana Santa

 

  1. Cuidar la alimentación.

La dieta mediterránea es nuestra mejor aliada, con verduras y frutas a diario, tres o cuatro raciones de carne y pescado a la semana, cereales -mejor integrales-, y huevos. Además, es mejor no ingerir rebozados, fritos, azúcares refinados y limitar el consumo de alcohol; nuestros músculos y articulaciones lo agradecerán.

 

  1. El estrés, bajo control.

Disminuir y controlar nuestros niveles de tensión o estrés reducirá el riesgo de que aparezcan dolencias o lesiones. Además, hay que procurar dormir ocho horas la noche anterior a la procesión.

 

  1. Practicar alguna actividad física con regularidad.

A modo de entrenamiento, al menos hay que hacer ejercicio físico durante una hora al día un mínimo de tres veces a la semana. Y aún mejor: realizar una actividad específica para el esfuerzo intenso que van a realizar durante el paso, sobre todo si los costaleros no se dedican a una actividad profesional que requiera un esfuerzo físico importante. No hay que olvidar hacer ejercicios de estiramiento al finalizar dicha actividad.

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  1. Revisión médica personalizada.

Visitar al fisioterapeuta, nos servirá para asegurarnos una salud óptima y un estado del cuerpo a punto de cara a la intensa actividad.

 

  1. Estudiar las posturas.

Conocer cuál es la alineación ideal de las articulacione,s repercutirá en un menor riesgo de lesión al portar las imágenes en los pasos de la procesión. Lo más correcto es mantener la mirada al frente y lo más recta posible, para disminuir la tensión muscular y articular en las cervicales. Hombros y brazos abajo, relajados y apoyar los antebrazos, si es posible, a la estructura metálica o en el brazo del compañero. Las rodillas han de estar ligeramente flexionadas en todo momento.

 

  1. Calentar antes de salir en procesión.

Durante los diez o quince minutos antes de salir con el paso, hay que realizar ejercicios de calentamiento para preparar los músculos ante el próximo esfuerzo.

 

  1. Calzado y ropa adecuada.

Usar zapatillas con suela resistente que absorba bien los impactos, los cordones correctamente atados para no tropezar y el tobillo bien sujeto, para evitar torceduras. Y la ropa, que sea holgada, cómoda, sin costuras que puedan producir rozaduras.

 

  1. Hidratación.

No podemos olvidar beber agua en pequeñas cantidades, antes, durante y después de la actividad, para evitar una posible deshidratación.

 

  1. Contar con la ayuda de fajas, muñequeras, rodilleras etc.

Podemos acudir a la farmacia, donde el profesional farmacéutico nos aconsejará sobre cuál es el mejor producto que podemos utilizar el día señalado para proteger nuestras articulaciones o músculos de posibles sobrecargas o  molestias.

 

  1. Cuidados a posteriori.

Tras acabar la semana Santa, la mejor idea es acudir al médico o a un centro de fisioterapia para solucionar posibles lesiones, molestias, excesos de tensión muscular…

 

PREVENIR. Medidas para llevar a cabo antes de la actividad.

 

  • Realizar ejercicios específicos para fortalecer las zonas que se vayan a ser afectadas.
  • Realizar un calentamiento de todas las articulaciones minutos antes de realizar el esfuerzo físico.
  • En caso de sufrir pesadez de piernas utilizar medias de compresión.
  • Proteger y reforzar las zonas para evitar lesiones.
  • Buscar un calzado adecuado para evitar sobrecalentamiento, rozaduras, callos, etc.
  • Y buscar productos destinados para prevenir o aliviar la dolencia.

 

TRATAR. Medidas para llevar a cabo durante la actividad.

  • Hidratarse regularmente durante la actividad física.
  • En caso de sufrir pesadez de piernas utilizar medias de compresión.
  • Mantener una postura erguida y adecuada para el esfuerzo.
  • Reforzar las zonas con fajas para evitar dolencias.

 

ALIVIAR. Medidas para llevar a cabo después de la actividad.

  • Realizar estiramientos para relajar la musculatura.
  • Utilizar la terapia térmica para aliviar las zonas afectadas: zona cervical, lumbares, hombros y articulaciones.
  • Masajear e hidratar la zona de los pies.

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