Siempre he considerado que la comida es el momento en el que además de alimentarnos, sirve para que la familia se siente alrededor de una mesa y hable de sus cosas.
Por ello, la idea de estar comiendo mientras se ve la televisión nunca me ha parecido atractiva. Y parece que no sólo es cuestión de gustos personales… cada vez son más los estudios que relacionan la obesidad con la presencia de la televisión mientras comemos.
Por un lado, la presencia de un elemento capaz de distraernos, puede provocar que no prestemos atención a lo que comemos.
La sensación de saciedad puede pasar inadvertida y ello provoca que seamos conscientes de que hemos comido más de la cuenta, cuando sea demasiado tarde. Esto puede provocar malas digestiones y un aporte calórico superior al que necesitamos.
Comer deprisa también está considerado como un hábito poco saludable. Prestar atención a cualquier pantalla mientras comemos puede propiciar este hábito tan dañino para la salud.
Pero también hay estudios que demuestran que los tipos de alimentos que consumimos cuando nos sentamos frente al televisor suelen ser poco saludables, afectando así a la calidad (además de la cantidad) de los alimentos.
La comida rápida, o la ausencia de platos de cuchara cuando nos sentamos frente al televisor puede ser un daño irreparable para nuestra salud.
Así que, sin duda alguna, haremos un tremendo favor a nuestra salud si desterramos la idea de comer con la televisión.
Fuente: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17826345
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