Comer por placer. Influencia de los factores psicológicos en el exceso de peso (II).

Hace unos días hablábamos en este post de las características de las personas que comen por ansiedad. Hoy quiero exponer algunas pinceladas de las personas que comen por placer y el riesgo de sobrepeso.

Para algunas personas, la comida es vista como una fuente inmensa de placer. ¿Cómo identificarlos? En general suelen ser hombres de entre 45 y 65 años, sedentarios, con obesidad abdominal y de clase social media-alta. Además, del sedentarismo suelen ser  fumadores y el alcohol está muy presente en toda actividad culinaria. Son personas hedonistas, alegres, optimistas con muy buen humor, muy divertidas.

comer por placer sobrepeso

Se fijan mucho en el olor, color, sabor, presentación de los platos, el lugar donde comieron, etc. También,  le otorgan gran importancia al hecho de comer. A buen seguro, son muy buenos cocineros y comer en un restaurante es más que salir de casa o un acto social, es su fuente principal de satisfacción y de placer. Posiblemente, conozcan los mejores restaurantes de su región, las guías gourmet más de moda e incluso restaurantes, tascas y bares más raros o difíciles de encontrar por parte del resto de mortales.

El problema de este comportamiento, llegado al extremo, es que pueden ser personas con exceso de peso. En muchas ocasiones, quieren perder peso por problemas médicos (hipertensión, alteraciones de lípidos, etc ) o por presión familiar. Además, son poco cumplidores con las recomendaciones que se les hacen por que les cuesta hacer ese esfuerzo y preferirían tomarse una “pastilla” y despreocuparse totalmente. Requieren por lo tanto mucho seguimiento, mucha motivación y que lo que se les proponga les otorgue una compensación positiva en forma de placer.

En estos casos se recomienda que la fuente de placer no sólo sea la comida y por eso se aconseja entre otros elementos:

  • Encontrar y dedicar  tiempo a otras aficiones y actividades que puedan resultar también placenteras pero donde la comida no esté presente.  Las aficiones “sanas” pueden ser muchas (deporte, pasear, escuchar música, aprender a tocar un instrumento, leer, ir al cine, etc).
  • Sensibilizar y concienciar sobre el riesgo sanitario de su conducta.
  • Reforzar su autoconfianza.
  • Premiar sus esfuerzos y pequeños logros.
  • Establecer objetivos concretos y razonables.

Comer debe ser algo sugerente, divertido, pero,  sobre todo saludable y además, no debe ser lo único en lo que nos centremos. La vida está llena de otras muchas actividades que deberíamos experimentar.

 

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