En las semanas previas a la llegada del verano, son muchas personas las que prestamos especial atención a lo que ingerimos y tratamos de hacerlo de la forma más saludable posible.
La dieta mediterránea pone al servicio de nuestro paladar innumerables frutas y verduras, deliciosas y muy refrescantes que hacen más fácil la tarea de cuidarse.
Sin embargo, cuando los días se alargan y las jornadas de trabajo se reducen, también prolifera la vida social y se come o cena fuera de casa, más de lo habitual.
Comer fuera de casa hace un poquito más difícil mantener una dieta saludable, ya solo por el hecho de que tenemos a nuestra disposición deliciosos y calóricos platos que solo tenemos que pedir y degustar.
Pero comer fuera de casa no tiene por qué ser sinónimo de comer mal. Podemos seguir unos sencillos consejos que nos ayudarán a “no salirnos del camino”:
1.- Si puedes, toma un tentenpié bajo en calorías antes de salir de casa.
De esta forma evitarás llegar con demasiada hambre y lanzarte a los alimentos más calóricos.
Una manzana con alto poder saciante, o un yogur desnatado son buenas opciones.
2.- Atrévete a cambiar la guarnición.
Si sabes que eres incapaz de resistirte a las patatas fritas, cámbialas por una ensalada o sino, pide que no te añadan guarnición a tu plato.
Arroz hervido, ensalada o incluso patatas cocidas son mejores opciones que cualquier frito.
3.- A la plancha.
Trata de buscar platos cocinados de manera más saludable, a la plancha o al vapor.
Si no los hay, pídelos. A veces no les cuesta trabajo hacerte un filete a la plancha y sin embargo el beneficio para tu salud será grande.
4.- Olvídate del pan.
Hay personas capaces de comer un trocito de pan, pero en las reuniones con amigos es muy fácil que sin darnos cuenta acabemos comiendo más de lo necesario. Pide que no te lo traigan o trata de no “dejarte llevar”…
Son pequeñas ayudas que te ayudarán a no ingerir demasiadas calorías y disfrutar de la comida pero haciéndolo de forma más saludable.
Speak Your Mind