Recién estrenado el año, son muchas las personas que se lanzan a hacer una lista de buenos propósitos.
La alimentación suele tener bastante presencia en estas listas y a menudo está relacionado con comer saludablemente y adelgazar.
El propósito de llevar una alimentación más saludable, baja en grasas y con todos los nutrientes necesarios para el organismo, constituye una de las mejores decisiones que una persona puede tomar.
Recordemos que siempre debemos consultar las dudas que podamos tener a un especialista para saber cantidades y nutrientes que no pueden faltar en nuestra dieta diaria.
El problema puede existir cuando hablamos del propósito de adelgazar.
Reducir el sobrepeso y la obesidad son siempre buenas decisiones. Sin embargo, hay que saber hacerlo correctamente.
Lo primero, es ponernos en manos de un profesional de la salud que nos haga un estudio de nuestras necesidades y los exámenes o análisis que considere pertinentes.
Lo segundo es no tratar de alcanzar los objetivos demasiado rápido y seguir alguna de las llamadas “dietas milagro” que pueden poner en juego nuestra salud y conducirnos al “efecto rebote“.
Pongamos por tanto un poco de sentido común, y no tratemos de hacer dietas sin fundamento médico y, como siempre, contemos con la ayuda de los especialistas. Es la mejor forma para cumplir, de una vez por todas, nuestros propósitos.
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