El jengibre es una planta muy utilizada en la medicina tradicional en países como China.
Aunque es utilizada para dar o incluso disimular algunos sabores, se le atribuyen muchas propiedades beneficiosas para la salud y es por ello, por lo que cada vez se consume más en países occidentales.
Son muy conocidas, por ejemplo, sus propiedades antiinflamatorias, gracias a un componente llamado gingerol que se encuentra en su raíz y que impide la formación de las citocinas inflamatorias.
Por ello se utiliza para aliviar dolores como el de la menstruación o el de muelas y se dice que, incluso puede ayudar a aliviar, en algunos casos, los dolores provocados por la artritis reumatoide.
Además de poseer propiedades antiinflamatorias, el jengibre está también recomendado para ayudar a aliviar los síntomas de enfermedades respiratorias, porque además es antitusivo.
Se utiliza a menudo para prevenir o aliviar las naúseas y mareos durante el embarazo (aunque siempre se debe consultar a un médico antes de tomarlo).
Es capaz de aumentar los niveles de serotonina por lo que se considera un antidepresivo natural.
Y por si fuera poco es capaz de aliviar ciertos dolores como las migrañas o los provocados por algún tipo de traumatismo.
Esta reconocida (por la Comisión del Ministerio de Sanidad Alemán) la capacidad del rizoma de jengibre para tratar trastornos dispépticos y en el caso de gastritis subácidas e inapetencia, porque aumentan las secreciones gástricas y salivares, así como el flujo biliar.
El jengibre se puede incorporar en nuestra dieta de varias formas: en infusión, incorporándolo a los guisos, en zumos…
Foto: Freedigitalphotos.net
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